𝟯𝟳. 𝗠𝗜 𝗟𝗜𝗡𝗔

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Lina despertó ante los suaves y extraños sonidos que inundaban la habitación

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Lina despertó ante los suaves y extraños sonidos que inundaban la habitación.
Esta se acomodó levemente en el respaldo al mirar al causante de aquellos ruidos.

— Javi... — murmuró adormilada  —¿Qué haces despierto? — preguntó mientras se tallaba los ojos para disipar el sueño acumulado.

Javier la miró apenado antes de acercarse a ella y sentarse a su lado.

— Lo siento, cariño. No quería despertarte
— confesó, acariciando su rostro. Lina negó levemente con la cabeza, sintiendo las suaves caricias que el pelinegro le brindaba
— estoy preparando mis cosas para la operación — aquello hizo que Lina se tensara, algo que no pudo pasar desapercibido para Javier.

Inmediatamente la miró a los ojos, estos reflejaban el miedo puro en su máxima expresión.

— Lina, estaré bien. Lo prometo — comentó mientras esta negaba con la cabeza.

— Por favor, no vayas. Quédate, aquí, conmigo — imploró en un suspiro.
El pelinegro aumentó sus caricias al mirar las lágrimas acumularse en el rostro de Lina.

Este, como un acto más íntimo, junto sus frentes con delicadeza. Podía sentir la piel caliente de Lina, como si con eso, intentara calmar el nerviosismo de la rubia.

— Ya hemos hablado, preciosa. Esta es nuestra única oportunidad para acabar con Escobar y ser completamente libres y felices. No me niegues la oportunidad de darte lo que mereces, por favor.

Lina tomó su rostro, tratando de luchar contra sus propias emociones y besó delicadamente sus labios. Javier sonrió agradecido, sintiendo la suavidad de aquel beso y la compatibilidad de sus labios.

— Pronto esta pesadilla acabará, cariño.

Tal vez fue la seguridad del pelinegro, que le permitió sentirse convencida.
A pesar de todos los entrenamientos, Lina seguía sin comprender por qué le habían enseñado todo aquello si estaría oculta.

Las horas pasaban y aunque no lo dijera, no podía evitar sentir el miedo carcomer sus entrañas, de nuevo aquel malestar comenzaba a molestarle. Connie, quien tenía poco de llegar a su hogar, había asegurado que eran sus propios nervios que le hacían una mala jugada.
Lina se convenció ante ello, no podía negarlo, evento caótico tras evento, habían podido desestabilizarla en más de una ocasión.

𝙏𝙃𝙀 𝘿𝙀𝙑𝙄𝙇 ── 𝘑𝘈𝘝𝘐𝘌𝘙 𝘗𝘌Ñ𝘈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora