𝟮𝟴. 𝗠𝗜𝗘𝗗𝗢

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Ni siquiera sabía cómo había llegado ahí

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Ni siquiera sabía cómo había llegado ahí. Podía sentir su respiración agitarse y el miedo invadir su cuerpo.

La ausencia de viento y la melancolía de la noche producían un efecto atemorizador.
Aunque sus impulsos e inconsciente pedían a gritos no ir, no tuvo más remedio que comenzar a caminar.

La fachada de una vieja iglesia se encontraba a metros de distancia mientras una extraña sensación albergaba su pecho.

Con delicadeza tiró de la puerta para abrirla, produciendo un terrorífico chillido a la par.
El interior de la iglesia se encontraba adornado por una multitud de veladoras. Tal vez estas producían demasiado calor que en poco tiempo, la chica comenzó a sentirse sofocada.

Las risas de fondo, la obligaron a mirar a su alrededor, sintiéndose confundida al no encontrar a la responsable de aquellas risas.

Su cuerpo se tensó al mirar una silueta predominante al pie del altar. Esta se mantenía estática pero aquella sensación que le producía, no le agradaba.

Con pasos lentos, caminó  hacia aquella figura desconocida, sin importar el pavor en su interior.

— Me alegra que estés aquí — murmuró aquel hombre. Al escuchar su voz, Lina no pudo evitar comenzar a llorar — Eres muy complaciente y eso... me agrada — al estar lo suficientemente cerca, sintió los deseos de correr y lo hubiera hecho de no ser por una segunda silueta.

Esta era mucho más pequeña, podía calcular,  una niña de nueve o diez años, con un vestido blanco y zapatos a juego. Sin embargo, aquel hombre cubría su cuerpo, imposibilitando mirar el rostro de la pequeña.

— Quiero que mires al frente — murmuró antes de que ambas hicieran caso a su indicación — Dime, ¿en qué crees? — preguntó acercándose.

— Creo...en Dios — murmuraron ambas con cierta ilusión.

— Dios no existe — comentó este con voz prepotente mientras la lastimaba. Lina, quien se encontraba a su lado, no pudo evitar sentir el dolor apoderarse de su brazo y sollozar ante ello — Yo te voy a enseñar, en qué debes creer — escuchó por último antes que el dolor invadiera el lugar.

𝙏𝙃𝙀 𝘿𝙀𝙑𝙄𝙇 ── 𝘑𝘈𝘝𝘐𝘌𝘙 𝘗𝘌Ñ𝘈Donde viven las historias. Descúbrelo ahora