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El dilema sobre quién era y quién debía ser producía un interminable dolor de cabeza para Lina. Con todos aquellos recuerdos sin pies ni cabeza, lo único que provocaban era la agonía al encontrarse en la deriva. Y aunque ella lo deseara, nada parecía cambiar. La preocupación por quién fue se mantenía fuerte y aunque no lo admitiera, Lina se hallaba en un mar oscuro y violento. Incluso aún recordaba aquella plática sincera con Javier.
- Tengo miedo - murmuró con lágrimas en los ojos.
- ¿De qué, cariño? - preguntó este mientras acariciaba su mejilla.
- De no ser quien era antes. De no poder amarte como lo solía hacer - Javier sonrió ligeramente antesde juntar sus frentes.
— Yo sé que no importa cuánto tiempo pase o qué nos pase. Mi corazón te pertenece y sé que tu corazón me ama de la misma manera que yo a ti - mencionó antes de besarla lentamente.
¿Cómo podía lidiar ante el dejar ir a la persona que fue y que probablemente nunca volverá?, ¿cómo podía despedirse, sin saber quién era realmente?.
Y en cuestión de meses, aquella agonía comenzó a disipar y el invierno había llegado en su lugar. Faltaban algunas semanas para año nuevo, la temperatura había descendido unos cuantos grados, lo justo para estar abrigados, sin embargo, aquello no era problema.
- ¡Cariño! Es tarde ya - mencionó la chica desde la cocina.
-¡Oh, huele delicioso! - comentó este al entrar. Una sonrisa risueña se apoderó del rostro de la chica, logrando que Javier admirara la manera en que esta lo veía.
- Creo que soy toda una experta - Javier sonrió al verla muy orgullosa — ¡Deja de mirarme así! - murmuró apenada.
- Lo siento, es que no puedo negarlo. Luces tan linda - confesó antes de besar sus labios - Ese cabello te hace ver más preciosa de lo que ya eres - Lina frunció el ceño.
- ¿Tú, crees? - preguntó - siento que es demasiado rubio. ¿No me veo extraña? - este negó con cara de enamorado. Lina sonrió ante ello, al menos aquello por fin sería un paso hacia la aceptación de su nueva vida. De vez en cuando tenía aquellos recuerdos, sin embargo, ya no se aferraba demasiado a ello, sobretodo cuando nada parecía esclarecido.
