☾ | Capítulo 11

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Martha me dio libre la primera semana de clases para que me acostumbrará a la escuela, los deberes, etc

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Martha me dio libre la primera semana de clases para que me acostumbrará a la escuela, los deberes, etc. Creé mi propia rutina, pero ya me incorporé al trabajo, los primeros días terminaba cansada, por el ajetreo, pero ya me las ingenié para llegar con buena energía a la casa y ponerme hacer las tareas de la escuela, creo que la victoria de todo eso es gracias a la rutina, aparte hago ejercicio en el fin de semana, eso también me ayuda.

Con las clases me está yendo excelente, presentamos el ensayo de Allan Poe y a la maestra le encantó, me agrada tanto volver a estudiar, me siento cada vez más cerca de lograr mi meta, aunque no tengo ni idea de que carrera querría estudiar en la universidad, tampoco quiero ponerme a pensar en eso ahora, si comienzo a sobre pensar la ansiedad volvería a mí, suelto un largo suspiro, Glenda me sonríe cuando me ve, le devuelvo la sonrisa.

—¿Algo más que quiera agregar a su orden?

—Sí, una docena de donas de oreo, por favor.

Empaco el pedido de la chica mientras Lindsay le cobra, la cafetería esta hasta el tope hoy, todas las mesas están ocupadas y hay una larga fila haciendo pedidos, hasta Martha está trabajando afuera hoy, no nos damos abasto con todos, eso la hace feliz, luego de media hora preparando las cajas de donas y despachando a los clientes, me tomo mi break de quince minutos, aprovecho para beber agua y comerme una barra de granola.

Sonrió recordando la cita que tuve con Sébastien, luego de eso volvimos a salir, pero a pasar el rato en un parque del pueblo, fue muy bonito, nos conocimos más, aparte de que le di la oportunidad de intentarlo, primero iremos despacio, viendo los pros y los contra, para luego saber si puedo lanzarme al vacío sin paracaídas, aunque creo que, si lo haré, porqué en mí están naciendo sentimientos fuertes hacia él.

Un mes, solo ha pasado un mes desde que nos conocimos, tres semanas desde lo que pasó en la laguna, dos desde que empezó a traerme todos los días de la escuela a mí casa, una semana desde la cita y la segunda salida, han pasado tantas cosas en un solo mes que me sorprendo, mucho más por esos sentimientos que cada día crecen con más fuerza, tengo miedo, pero lo tomaré como impulso y no como un impedimento.

—¿Quieres café Evie?

—Un poquito.

Martha me pasa un vaso con café espumoso, espero a que se enfríe un poco para bebérmelo, la escucho muy animada hablando de que le encargaron abastecer un cumpleaños con sus postres, me encanta verla feliz, aunque no es el primer encargo de esa magnitud, pero cada vez que hay eventos grandes, Martha es a la que siempre buscan para llevar sus postres, eso es lo bueno de tener calidad en cada cosa que brindas.

El olor a pan recién horneado hace que mi estómago gruña, me sonrojo cuando los meseros se quedan mirándome, le doy un trago al café saboreando la espuma mientras miro el cielo, el sol estaba afuera hace un rato y ahora esta nublado, parece que va a llover a montones, uno de los chicos me trae un pedazo de pan sonrojándome un poco más, le agradezco el gesto para luego darle una mordida, es que amo el pan que hacen aquí.

Dulce Luna ✓ | 2ºDonde viven las historias. Descúbrelo ahora