☾ | Capítulo 21

37.2K 3.1K 761
                                    

—Deberías descansar un poco

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Deberías descansar un poco.

—Estoy esperando a que Sébastien llegue.

Hace exactamente una hora, diez minutos y veinte segundos que él se fue, me siento inquieta, necesito verlo, quiero sentirlo cerca de mí, para estar tranquila y segura, aunque sé que aquí no hay peligro, ni me harán daño, pero saber que está lejos no me hace feliz, mucho menos cuando sé lo que está haciendo en estos momentos, sé que se lo merece, sé que la muerte es lo menos que le puede pasar a ese maldito, pero no quiero que eso sea una carga para Sébastien.

No quiero ser una carga para él.

Ni por asomo.

Me muerdo las uñas mientras muevo mis pies de manera frenética, ya desayuné y tuve una conversación reveladora con Martha, ella me ayudo a entender muchas cosas, como que no fue mi culpa nada de lo que pasó o de lo que pasará, aquí todos sabemos que quizás ese ser ya no esté respirando, nadie siente pena o remordimiento por eso, Adhela entra a la cocina estrujándose los ojos mientras mira a su mamá y luego a mí.

—¿Te comiste mis fresas?

Miro mi plato vació y luego la observo a ella, quiero reírme por la expresión de su cara, hace un puchero para luego fulminar con la mirada a su mamá.

—Oye jovencita, no me fulmines con la mirada, soy tu madre, respétame.

—Le diste mis fresas.

—Alem está en el supermercado comprando fresas.

—Eres mala mamá, son mis fresas.

Adhara la abraza, pero ella intenta zafarse de sus brazos, una sonrisa se curvea en mis labios, que linda interacción entre madre e hija, me hace acordar aquellos buenos momentos con mamá cuando vivía.

—Ya mi cabrita preciosa, se me olvido que no quedaban fresas.

—¿Y ahora que voy a desayunar? —pone sus ojos en blanco y luego me mira —. Solo porque me caes bien, no me enojaré porque te comiste mi desayuno.

—Yo también te quiero Adhela.

Veo como sus mejillas se convierten en un rojo intenso cuando me escucha decirle te quiero, se queda paralizada unos segundos para luego asentir y sonreír, creo que es lo más tierno que he presenciado, Adhara me observa con una gran sonrisa en su rostro, sé lo que está pensando, ellos también me están salvando a su manera tan peculiar de ser, integrándome a su familia y protegiéndome como si fuera una más de ellos.

Me tomo mi medicación y me levanto de la silla para estirar las piernas, Adhara me dice que, si quiero caminar un poco, asiento hacia su dirección, ella me dice que puedo aprovechar que esta nublado para caminar un poco en el jardín, Martha me dice que me acompañará, así que nos dirigimos al jardín, la brisa fresca envuelve mi cuerpo cuando pongo un pie en el lugar, cierro mis ojos disfrutando de la sensación.

Dulce Luna ✓ | 2ºDonde viven las historias. Descúbrelo ahora