☾ | Capítulo 15

41.9K 3.3K 507
                                    

—¿Qué haces?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Qué haces?

Me sobresalto al escuchar la voz de Lindsay detrás de mí.

—Nada.

—Entonces, ¿Por qué estas mirando a la pared fijamente desde hace media hora? ¿Te pasa algo?

Suelto un largo suspiro.

—Tengo miedo, es la primera vez en mi vida que todo me está yendo bien, en todos los ámbitos, voy a la escuela, saco buenas notas, tengo amigos allá, también tengo amigos aquí en el trabajo, me estoy enamorado de un chico que me quiere, que me hace sentir cosas que antes no había experimentado, entonces me da miedo.

—Es normal sentir miedo cuando cosas buenas están pasando en tu vida, pero eso no quiere decir que se va a ir a la mierda, no te puedo decir que no le des importancia o que lo ignores, cuando yo misma no puedo hacerlo, así que disfruta la vida con todo y miedos.

—Gracias Lindsay.

He estado bajo una presión desde hace unos días, eso que sentí cuando estuve con Sébastien, me asusto con la misma intensidad que me gustó, no voy a negarlo, él es la persona que yo necesito y a la misma vez que quiero, sacudo mi cabeza terminando de limpiar el mostrador, la cafetería cerro hace un rato, las chicas se despiden de mí, hoy me toca cerrar así que termino todo y me siento en una de las mesas a comerme unas donas con café.

A veces hay que aprovecharse y comerse algunas cosas de las que venden aquí, porque son riquísimas, sé que tengo algo que hacer, pero no recuerdo, me encojo de hombros saboreando como se derrite el glasear en mi lengua, me encanta demasiado las donas glaseadas con nutella por dentro, es una de mis favoritas, pero también los muffins con relleno de dulce de leche con oreo, suelto un jadeo cuando llevo una porción a mi boca.

Hoy es viernes, la mayoría de personas tiene que estar en la feria del pueblo o yendo a la laguna a disfrutar de la noche y yo estoy aquí sola en la cafetería comiéndome las donas más sabrosas del mundo, me limpio las manos del delantal, quitándomelo y echándolo en la sesta de ropa sucia, suelto un bufido cuando me doy cuenta que mi uniforme se ensucio, así que me lo quito, por suerte siempre traigo una ropa extra por si acaso llega a pasar algo así.

Estoy en ropa interior caminando hacia el pasillo donde están los casilleros, pero escucho un sonido extraño, mi corazón comienza a latir con fuerza, mal momento en el que decidí quitarme la ropa antes de verificar que todo estuviera cerrado y que la cafetería estuviera sola, respiro con fuerza dándome ánimos, camino de puntitas revisando las puertas traseras, todo está cerrado junto con las ventanas, el ruido proveniente de la entrada.

Quizás a una de las chicas se les olvido algo y volvieron.

Aunque también podrían ser un nido de ratas como la otra vez, bueno, fumigaron hace una semana, pero las ratas de este pueblo tienen más vidas que un gato, creo que son una especie mágica o algo así, porque utilizan de todo para matarlas y aun así sobreviven, me impresiona la fortaleza de esos animales, el sonido vuelve aparecer, me armo de valor dirigiéndome hacia allá con un palo de escoba en mano por si acaso es un ladrón.

Dulce Luna ✓ | 2ºDonde viven las historias. Descúbrelo ahora