Capítulo 24

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Timothée Chalamet

¿Un desahogo? ¿Piensa que es un puto desahogo para mi?

Lo único que me ha dado ella son preocupaciones, irritación y enojo, y yo soy el puto imbecil que siempre va detrás de ella, cuidándole las pisadas imprudentes que va dando por la vida. Si no me importara, para empezar, no habría venido a esta cabaña de mierda que lo único que me hace sentir es tristeza y ni de broma estaría como idiota acarreando madera del bosque repleto de bichos de mierda para hacerle su bonita fogata y que la pueda pasar bien fuera de todo el desastre que es su vida ahorita.

Dejé caer al suelo con molestia los últimos troncos de madera y medio los apilé. Miles y el novio de Pauline se encargaron de encender la fogata, mientras Oli y Jay hacían los aperitivos e iban por la cerveza, cuando todos terminamos lo asignado nos desplomamos en unas sillas que rodeaban el fuego que lo único que estaba haciendo era contaminar el ambiente y dejarnos caer chispas calientes en los pantalones cada tres segundos.

-Deberíamos ducharnos antes de que lleguen las chicas, olemos a puro humo. -Señaló Oli, tan agotado como todos los demás. Nadie tenía intención de moverse, honestamente, así que saqué de la hielera las cervezas más frías y les pasé una a cada uno.

-Mejor hay que empezar a emborracharnos. -Di la idea, yo que siempre tomo alcohol moderadamente porque no me gusta perder el control de mis propias acciones y sobre todo, de mis emociones. Todos accedieron. No pasó ni una hora cuando la noche empezó a oscurecer todo el exterior de la cabaña y ya todos estaban hablando hasta por los codos, incluso el novio idiota de Pauline ya se carcajeaba con la suficiente confianza con los chistes malos de Miles.

-Hablar no te va a matar, amigo. -Dijo Oli, palmeándome la espalda. Miles se rió silenciosamente.

-Creo que tiene problemas en el mar. -Como dije, no es bueno con los chistes.

Ariel Byrne

Por primera vez en mucho tiempo, me sentí como una joven normal yendo al centro comercial con sus amigas en busca de algo lindo para usar, por unas horas dejé de pensar en mis problemas en casa, en mis problemas económicos y en todo lo demás que me aqueja todos los malditos días de mi vida.

-¿Peleaste con Timmy? -Preguntó Pauline mientras veía un conjunto rosa barbie y buscaba mi talla. -Este quedaría increíble con tu tono de piel.

-Si y no quiero hablar de tu hermano. -En el camino a la ciudad, meditando todo lo que le había dicho me sentía un poco arrepentida, pero no por decirle lo que pensaba sino por haberle cargado toda mi dosis de mal humor a él y no a Pauline al mismo tiempo. Entendí que lo del dinero ni nada en absoluto era culpa de ellos, simplemente así es como se habían dado las cosas entre nosotros a lo largo de los años, es triste y a la vez no que ellos hayan sido mi familia muchas más ocasiones que la mía de sangre.

-Bien, cómprate este. -Me extendió el conjunto y si, efectivamente lo compré porque mi amiga es inteligente y lo eligió sabiendo que tenía un descuento considerable y que accedería a comprarlo solo porque me ahorraría el gasto completo. Además es lindo.

Después nos reunimos con Susan en una cafetería ya que se había escabullido en otras tiendas apenas llegamos. Hablamos por un rato de cosas banales como de por qué Pauline había comprado tantas cosas innecesarias, la escuela y sus novios hasta que Susan se puso más seria.

-Tengo que contarles algo, les va a parecer patético pero es que, honestamente, son las primeras mujeres con las que convivo en mucho tiempo, en South no hay chicas como ustedes. -Ambas sonreímos. -Oli y yo vamos a casarnos en tres meses.

Pauline casi escupe el bocado de pastel que recién se había metido a la boca y yo abrí los ojos muy muy grandes.

-Lo decidimos hace poco y solo estamos esperando a que yo me gradúe para hacerlo oficial, estoy aterrada pero contenta al mismo tiempo y bueno, quería preguntarles si quisieran ser mis damas de honor.

Cicatrices |Timothée Chalamet|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora