Capítulo 25

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Ariel Byrne

No imaginé que regresar al pueblo sería tan abrumador, como ese sentimiento de qué hay algo inconcluso en tu vida que no te permite seguir en la cotidianidad. Desde los mensajes, las pruebas, mi no relación con Timothée, el vivir en la casa de uno de sus mejores amigos que no me permite cooperar en absolutamente nada, como un parásito que no le molesta mucho e ignorar las llamadas insistentes de mi madre no había cabida ni en una cuarta parte de mi mente para la escuela, el trabajo y el atletismo.

Pero aquí estoy en la competencia regional entre escuelas, con las suelas desgastadas de los tenis que urgentemente necesitan un remplazo, con la coleta muy bien arreglada para que el cabello no me moleste y con las piernas preparándose con el hormigueo previo al arranque mucho antes de siquiera calentar. Arizona estaba en mi categoría y aunque ella me sonreía condescendiente y se aseguraba de tratar de perturbar mi existencia, a mi no me podía importar menos en este momento. Ganar el regional significaba pasar al nacional y de allí para arriba, no iba a dejar de correr en busca de una buena oportunidad para salir de este pueblo, y eso era para mí ganar el regional.

Pauline se había asegurado de traer una porra digna de ella, puso a James muy quietecito en las gradas con un cartelón extendido de "Vamos Ariel, eres la mejor"; Oli y Susan chiflaban y Miles documentaba con la cámara de su celular, Jay estaba un tanto distraído sonriéndoles a las chicas uno o dos escalones debajo de él y Timothée, bueno, mi malhumorado chico no estaba por ningún lado, por lo menos no cerca de mi campo de visión.

El entrenador, era difícil describir como se sentía, andaba de aquí para allá y me sorprendió muchísimo cuando se acercó a mi en él calentamiento y me puso las manos en los hombros, rara vez me dirige la palabra en los entrenamientos y hasta ahora confirmo que si sabe de mi existencia.

-Bryne, tienes mucha competencia, pero tú puedes con eso, te he visto y eres rápida, muy rápida, corre como si te estuvieran persiguiendo porque de otra forma el equipo de North está acabado. -Y se fue. Corre como si te estuvieran persiguiendo, una buena alegoría de mi vida.

Fuimos las últimas en correr,  nos pusimos en nuestras posiciones, éramos sólo tres en la misma categoría y las otras atletas de mi equipo habían dejado mucho que desear. No estaba presionada por eso. Estaban a punto de hacer sonar el silbato, los estudiantes, maestros, entrenadores y familiares se habían quedado completamente en silencio, o al menos eso sentí yo. Antes de bajar por completo la mirada al suelo, me detuve para ver y que me vieran unos ojos verdes desde el otro lado de la pista, estaba con esa actitud relajada, con la sonrisa ladeada y supe que con la mirada me estaba diciendo "Si no ganas, no me hables" y esa fue una de mis muchas motivaciones. Sonó el silbato y me dije a mi misma que no era momento de nadar a donde me llevara la corriente, era momento de correr.

Arizona si corría, casi tan rápido como yo. Pero le faltó convicción, le faltó esa necesidad incontrolable de escapar muy muy lejos, así que yo gané y la dejé muy atrás y el ruido volvió a llenarme los oídos, podía escuchar la sonrisa orgullosa de mis amigos y la alegría de esa familia que estaba formando poco a poco. No sé si fue la euforia del momento pero dejé de lado a mis compañeras que me felicitaban y abrazaban y corrí hasta el árbol donde estaba recargado Timothée, él ya me esperaba. Lo besé con muchas ganas y él me envolvió con sus brazos con vacilación, pero lo hizo al final de cuentas.

-Gané. -Le dije, sin separarme demasiado de él.

-Ya lo sé, tengo ojos.

-Gané. -Repetí, esperando que entendiera que eso significaba mucho más para mi, sabía que lo entendería.

-Cálmate Bolt, solo es un regional.

-Cállate y bésame porque Miles está grabando y necesitamos marcar esto para la historia.

Cicatrices |Timothée Chalamet|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora