Capitulo 2

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Ariel Byrne

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Ariel Byrne

-"Al mismo tiempo comprendí que la base de su pesimismo no era desprecio del mundo, sino desprecio de sí propio, pues si bien hablaba sin miramientos y con un sentido demoledor de instituciones y de personas, nunca se excluía a sí, siempre era el mismo el primero contra quien dirigía sus flechas, era el mismo el primero a quien odiaba y negaba." -Cité como lo pidió mi profesora de literatura, la única asignatura que no me desagradaba del todo. Había pedido que leyéramos un libro para el semestre y que destacaremos las partes que más nos marcaran, yo había seleccionado El Lobo Estepario de Hernann Hesse pues ese era el autor favorito de Marc y cuando fui lo suficientemente grande para comprender lo que leía, el me lo regaló.

Esa cita me recordaba a Timotheé.

Académicamente no soy la más sobresaliente, pero me esfuerzo. Ella me dió un asentimiento, señal de que ya podía tomar asiento, y al azar nombró a otra persona para que continuara con otra lectura. Mi amiga detrás de mi se limpiaba las lagrimas en gesto de dramatismo. Le saqué la lengua infantilmente.

Los lunes son mis días favoritos, pues eso significa que empiezo mi rutina y paso muy poco tiempo en lo que llamo mi hogar.

La escuela, el entrenamiento de atletismo y el trabajo de medio turno me mantienen ocupada y con la mente en problemas únicamente banales.

-¿Escuchaste que en South harán una fiesta en el lago? -Me susurró, pero más de una persona la volteó a ver con los ojos muy abiertos, como si de verdad se hubiese atrevido a decir eso en nuestra escuela.

Esa parte del pueblo es la definición de peligro. Por lo menos yo, nunca he pisado ese lugar, mis conocidos me habían dicho que era en todos los aspectos, marginal.

Nosotros vivimos en North, donde nuestra escuela es católica y se nos obliga a usar un uniforme escolar. Nuestro nivel académico no es del todo malo si lo comparamos con el instituto del lado sur, todos los estudiantes ahí están metidos en rollos muy raros, de drogas, carreras clandestinas e incluso muertes aparentemente sin causa, o al menos eso es lo que me cuenta mi madre cuando regresa de su trabajo en la comisaría del pueblo. Muchas veces pensé que solo me lo decía para alarmarme, pero cuando Timotheé fue la viva imagen de todo lo que sucede en esa zona, comencé a creerle.

Lo único bueno que tiene el lado sur es el lago. Yo nunca he ido, por obvias razones, pero Pauline sí, creció demasiado rápido. A los 14 años quiso superar la muerte de su padre envolviéndose en ese ambiente tan oscuro. La apoyé, incluso la cubría haciéndome pasar por ella en su habitación por las noches, pero cuando llegaba desorientada ya no veía lo que caracterizaba tanto a mi mejor amiga, su alegría y el goce por la vida. Se perdió por un tiempo, y dejé que se diera contra la pared ella sola, pues yo también seguía siendo una niña. Cuando cumplió los 15 años le hablé con sinceridad, le advertí que si no cambiaba su estilo de vida me alejaría de ella no sin antes contarle a su madrastra Nicole los lugares a los que había estado frecuentando.

Cicatrices |Timothée Chalamet|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora