Esta es la historia de mi vida,
Huérfana desde los 5 meses de edad.
Mi hogar? La base humana de Pandora.
Pero todo cambió el día que el mejor regalo que nunca jamás podrá ser superado, llegó al laboratorio en manos de Harper: mi propio AVATAR.
~~•~~...
"No lo sé, Teyam", le dije con gran preocupación mientras ajustábamos las monturas de Taw."Tengo un muy mal presentimiento, tengo miedo".
Neteyam se volteó hacia mí y me tomó suavemente por los hombros, transmitiéndome seguridad. "Hey, hey", me tranquilizó. "No tienes que venir si no quieres".
"¿Estás loco?", exclamé. "Si tu vas yo iré contigo" le dije indignada por su sugerencia, "Pero preferiría si nos quedamos aquí, al menos hoy".
Él suspiró sonriendo y moviendo la cabeza de un lado a otro, incrédulo. "Solo volaremos detrás del grupo. Es muy seguro. No ha habido heridos en esta posición", trató de calmarme. "Es solo para observar y comenzar a participar un poco. Además, con esa puntería infalible que tienes, no me viene nada mal que me acompañes", agregó con orgullo, logrando que me distendiera un poco.
"Sí", dije, dudando un poco. "Creo que esa es la única razón por la que tu padre me permite unirme a esta misión".
"Y..." reía mientras esperábamos junto a Taw la orden de partir. "Tal vez... yo le insistí un poco para que me acompañaras". Sonrió con complicidad. "Bueno, quizás más que un poco".
"¡Oye!" Le reproché, dándole un suave golpe. "¿Quieres llevarme a la guerra para que me maten?" Rei
Elevándonos en vuelo sobre Taw, Neteyam y yo nos zarpamos cuando Jake dio la orden de salir.
Seguíamos de cerca al grupo en nuestra primera misión, volando en formación, mientras Lo'ak, montado en su propio ikran, volaba a nuestro lado.
La estrategia trazada consistía en hacer estallar el tren de suministros de la RDA para así saquear recursos valiosos.
En el preciso instante en que la bomba detonó y el tren se descarriló explotando, todos se precipitaron ordenados y determinados para tomar armas y lanzarse sobre los suministros esparcidos, sedientos por obtener la mayor cantidad de maquinaria posible.
Mientras tanto, Lo'ak, Neteyam y yo volábamos en lo alto, manteniendo una vigilancia constante desde las alturas, buscando cualquier signo de peligro.
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Yo llevaba unos binoculares colgados alrededor del cuello y un arma en mis manos, lista para actuar en cualquier momento. Neteyam, por su parte, llevaba su arco colgado en su espalda. Su collar comunicador, con un pequeño micrófono descansando en su cuello, y el auricular cercano a su oído, le permitían mantenernos en comunicación con todo lo que ocurría a nuestro alrededor.
"¡Bro!" Lo'ak se acercó en su ikran, llamando la atención de su hermano. "Tenemos que ir allá abajo", gritó con urgencia, insistiendo en que se unieran al resto del grupo que se entregaba al saqueo de los suministros.
Giré bruscamente mi cabeza hacia él, apartando los binoculares de mi vista y dejándolos reposar sobre mi regazo. La locura de sus palabras se coló en mis oídos, provocando una reacción inmediata.
