49 🫧 When You Miss Somebody 🫧

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El sol comenzaba a decaer, tiñendo el horizonte de reflejos dorados y sombras alargadas sobre la arena. Caminábamos en silencio hacia la playa, con las pisadas firmes de Ao'nung marcando el ritmo. Aunque las olas rompían con fuerza a lo lejos, el mutismo entre nosotros se sentía más pesado que el aire cargado de sal.

Al llegar, distinguí a Neteyam, Kiri, Tuk, Tsireya, Rotxo y Lo'ak reunidos en un semicírculo. Desde la distancia, la conversación parecía animada, pero el cuerpo tenso de Neteyam, ligeramente apartado, rompía la ilusión de armonía. Apenas me vio, su mirada se enganchó en la mía por un instante, un destello indescifrable cruzando sus ojos.

Ao'nung avanzó sin anunciarse, con la confianza arrogante de quien nunca duda si es bienvenido. Yo lo seguí con más cautela, midiendo el espacio. Se dejó caer despreocupado contra el tronco de una palmera, ubicándose cerca de Neteyam, pero con el suficiente margen para que yo pudiera sentarme en el medio.

Neteyam me dirigió una mirada breve, seria, antes de volver a centrarse en Lo'ak, que gesticulaba con entusiasmo.

"¿Y qué? ¿Qué trama el consejo de sabios esta vez?" soltó Ao'nung con su sarcasmo habitual, inclinando la cabeza hacia atrás con una sonrisa ladeada.

"Payakan." Tsireya pronunció el nombre con gravedad.

Fruncí el ceño. "¿Quién?"

Lo'ak se enderezó de golpe, los ojos chispeando con un fervor que solo él podía justificar. "Un tulkun," dijo, como si eso lo explicara todo. "Me salvó cuando crucé el arrecife."

Neteyam soltó un bufido bajo, apenas audible, pero yo lo noté. Lo'ak, por supuesto, no. Siguió hablando, desgranando su historia con un entusiasmo desafiante.

"Es mi amigo," concluyó, la testarudez grabada en cada sílaba.

"¿El exiliado?", murmuró Ao'nung.

Tsireya asintió con una expresión de inquietud.

Ao'nung dejó escapar una risa seca. "¿Sobreviviste a Payakan?"

Lo'ak rodó los ojos. "Él me salvó."

Neteyam, hasta ahora en silencio, tensó la mandíbula

"Lo'ak, tienes suerte de estar vivo, Payakan es peligroso...", Tsireya estaba muy preocupada.

"¿Me están escuchando?" Lo'ak exhaló con frustración. "Digo que me salvó."

"Tal vez deberías escuchar a quienes realmente lo conocen," murmuró Neteyam, su voz afilada como un filo de obsidiana.

"El tulkun mató a su propia especie," intervino Rotxo, sombrío.

"Y a mí me salvó," insistió Lo'ak, su mirada oscureciéndose.

Neteyam no parpadeó. "Por si acaso, sería inteligente no volver a buscarlo."

Silencio.

Lo'ak se puso de pie de golpe, la tensión vibrando en su cuerpo. "¿Por qué siempre haces esto?" Su tono no era de furia, sino de una exasperación contenida, enraizada en años de discusiones repetidas. "Siempre asumes que sabes lo que es mejor."

Sin esperar respuesta, se dio la vuelta y se alejó con pasos decididos, la arena cediendo bajo sus pies.

Neteyam lo siguió con la mirada, los músculos de su mandíbula trabajando. No dijo nada, pero sus manos estaban cerradas en puños sobre sus rodillas.

Ao'nung chasqueó la lengua. "Quizás deberías aprender de él", intervino con una sonrisa. "Tal vez dejar de ser tan... predecible".

El comentario hizo que Neteyam lo mirara directamente, sus ojos una tormenta. Por un momento, pensé que iba a responder, pero en su lugar, simplemente se levantó y comenzó a caminar hacia el agua por donde Lo'ak se había marchado.

My Eywa || AVATARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora