Capítulo 26

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Los gemelos ya habían cumplido el año, ya podían comunicarse perfectamente con nosotros e intentaban jugar con su pequeña hermana Belona.

Como es de esperar, dejé el tiempo suficiente para que Belona ya pudiera comer por si sola, lo que esto suponía que ya podía dedicarme a la guerra.

—¿Mama?—Dijo Virtus entrando a la habitación—¿A dónde te vas?

Estaba en esos instantes preparando el armamento y equipamiento para ir a la guerra contra los cartagineses. Marte también miró a Virtus y luego a Honos, que también entró en la habitación.

—Hijos míos, tu padre y yo nos vamos a la guerra—Respondí.

—¿Podemos ir con vosotros?—Preguntó Honos.

—Virtus, Honos, si os venís con nosotros al frente ¿Quién va a proteger a Belona?—Dijo Marte mientras se colocaba su espada en el cinto—Debe haber soldados que protegan a los suyos y vosotros cumplís esta misión.

—Papa, yo no quiero quedarme aquí, quiero ir—Protestó Virtus.

—Podemos luchar como lo haceis vosotros—Añadió Honos.

—Y por eso os necesitamos que os quedéis aquí, protegiendo la ciudad y a vuestra hermana—Marte se acercó a sus hijos y los dos gemelos se le quedaron mirando a los ojos—Cuando crezcais un poco más y estéis bien entrenados, os llevaremos a luchar. Pero antes tenéis que quedaros como guardianes.

—Haced caso a vuestro padre.

—¿Vais a estar mucho tiempo fuera?—Preguntó Honos.

—No lo sabemos cuanto nos va llevar la guerra contra con los púnico, puede que meses o años—Respondí—Intentaremos hacer la guerra más corta posible, pero no podemos prometer nada.

—¿No vais a volver?¿Nos quedaremos solos?

—Virtus, Honos, mamá y yo nunca os dejaremos solos, estáis en manos  de la antigua reina de los titanes, pero, si uno de los dos tiene que volver a la ciudad para ver como estáis y guiaros, lo haremos. Ambos somos los dioses de la guerra y vosotros, al igual que Belona, sois descendientes de la guerra. Y nunca se deja atrás a un soldado. ¿Me entendéis?

—Si—Respondieron con suavidad los dos gemelos, pero podía sentir la tristeza en sus voces. Ellos realmente no querían que sus padres se fueran de su lado, quería seguir jugando y aprendiendo con ellos, pero debían reconocer que ellos deben cumplir con sus deberes como señores de la guerra.

Esposa de la Guerra IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora