Capítulo 27

343 27 0
                                    

La guerra púnica se nos a largó durante varios años, en total unos 23 años. Pero no fue una que guerra de fuego constante, hubo momentos en los que descansábamos pero no bajamos la guardia.

A pesar del pasar de los años, si podemos estar junto a nuestros hijos, habrá algunos momentos que nos habíamos perdido por culpa de este conflicto, pero siempre hemos estado junta a ellos para que no se sintieran abandonados y olvidados por sus padres. Cibeles nos fue de gran ayuda, pues ella cuidó a nuestros pequeños y los guio en lo correcto.

Cuando nos tocaba alguno subir a la ciudad, pasábamos todo el tiempo posible con ellos, ya sea jugando, educándolos o entrenándolos, pues no iban a ser eternamente pequeños, aunque como madre lo deseaba, pero es ley de vida que crezcan y se desarrollen.

Tan pequeños que habíamos dejado a Virtus y Honos, que ya se habían hecho prácticamente hombres. Bien instruidos y educados en todo lo necesario. Así que cuando llegó el momento de llevarlos al campo de batalla.

Demostraron que estaban a la altura de su título. A pesar de los duros entrenamientos y las discusiones que teníamos mientras los enseñábamos, era necesario el perfeccionamiento de las habilidades bélicas. Pero ellos comprendieron que esto que hacíamos era necesario.

Y dio sus frutos en la guerra púnica.  No veía el retroceso en sus ojos, su avance incesante y su sed por derramar sangre enemiga.

No se sentían cansados, querían seguir luchando más y más, pero les frenamos en sus ansias de seguir manchando el filo de sus gladios y les explicamos que la guerra no es sólo matar, ahí que tener la mente fría y no llevarse por la emoción, aunque muchas veces te arrastra.

Unos años más tarde, se unió a nuestra campaña Belona. No se podía negar que era hija de su padre, su mismo carácter violento en el campo de batalla sembraba el miedo en las almas de los cartagineses.

Pero ella solo mostraba ese lado cuando empuñaba su gladio y tomaba su escudo. Ella veía las grietas en el enemigo y sabía donde dirigir la fuerza desmantelar al enemigo.

No digo que a lomos de Bestia no dirigiera las cargas contra los cartagineses, sino que yo ayudaba a los generales romanos a organizar sus unidades terrestres, pero la flota nos supuso un grano en el culo, pues los cartagineses eran fuertes en el mar.

Esposa de la Guerra IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora