Capítulo 28

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La primera guerra púnica supuso la pérdida de posiciones ultramarinas para Cartago, además de estar sujeta a un fuerte pago en metal hacia Roma.

La pérdida de estas posiciones con llevó a que los terratenientes y comerciantes púnicos tuvieran que encontrar otra fuente de ingresos, lo cual les llevó a varias confrontaciones con los barquidas, el Senado púnico.

Almilcar Barca seguía quemado por la derrota frente a los romanos y clamó venganza y odio eterno hacia ellos, deseando su conquista y destrucción. Pero, para llevar a cabo todo ese deseo, debía obtener recursos materiales como humanos para lanzarse en una campaña contra los romanos.

Los barquidas, hartos de escuchar a este general, le proporcionaron unos hombres para que tomaran el norte de África y se lanzarán hacia un nuevo territorio virgen para ellos.

Iberia.

Aquella península poblada por tribus, que un tiempo pasado estuvo en contacto con las poblaciones del mediterráneo oriental como los fenicios y los griegos, entraban en sus tierras un nuevo pueblo con sed de expansión y venganza.

Cartago ya tenía una serie de colonia en la península Ibérica, una tierra muy rica en plata, por lo que parecía lógico que Almilcar se expandiera por allí la influencia cartaginesa.

Al hacerlo, se estableció inicialmente en Gades y desde allí se fue expandiendo.

Con el tiempo, las fuerzas de Almilcar se fueron creciendo al igual que los dominios de Cartago, sin embargo, años más tarde, Almilcar murió ahogado sin tener la oportunidad de salir de península antes de buscar venganza que tanto deseaba.

Pero, Almilcar Barca tenía un hijo con el nombre de Anibal Barca, con el que le había criado con una pasión ardiente y un odio hacia Roma tal como él tenía. Esto aseguró que tras la muerte de Almilcar, de que Cartago seguiría siendo enemigo acérrimo hacia la República  romana.

Otro hijo de Almilcar, Asdrubal Barca, asumiría el liderazgo de los territorios ibéricos de Cartago que ahora cubrían la mitad de la península y con fuerzas en constante crecimiento. Apoyándose en tribus de carácter monárquico, mientras que Roma buscaría apoyo en aquellas tribus de carácter aristocrático.

Además de fundarse uno de los puntos más estratégicos para los púnicos, Cartago Nova. Este lugar, que sería la sede política y militar púnica en la península, donde proporcionaría dos formas para el ataque hacia Roma: una por medio terrestre y otra por medio marítimo.

Roma era consciente de esta expansión púnica en Hispania, por lo que se firmó el Tratado del Ebro. En este tratado establecía que Cartago no podía expandirse más allá del Ebro. Sin embargo, Anibal no tenía la intención de respeta el tratado, pues su padre lo había criado para el peor de el azote para Roma. Sólo unos años más tarde de las negociaciones con Roma, Anibal tomó el liderazgo en la península tras la muerte de su hermano Asdrubal y casi d inmediato, comenzó a meterse más allá de las fronteras acordadas.

Sin embargo la gota que colmó el vaso para Roma, fue cuando Anibal tomó Sagunto, quitándole a Roma uno de sus aliados más fieles de la región. La República romana estaba profundamente molesta por esto y pensando que Anibal no sería difícil de derrotar, le declararon la guerra.

Mientras Roma iniciaba los preparativos para el enfrentamiento, Anibal estaba tramando su propio plan.

Estudiando al enemigo se dio cuenta que de la República romana tenía un buen historial de derrotar enemigos fuera de Italia, pero no dentro. Por tanto, llegó a la conclusión de que si tenían que perseguir a Anibal en  Hispania, podía perder, pero si era él, el que los daba caza en la propia Italia, tal vez las tornas se cambiaran.

Esposa de la Guerra IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora