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La asignatura favorita de Renjun era dibujo artístico, sin duda alguna. Aunque debía admitir que odiaba las clases teóricas de dibujo artístico, le aburrían mucho y prefería estar dibujando sin tener que atender al mundo exterior.

Por suerte, Yangyang había aprendido a reconocer cuándo había tenido que soportar Renjun una clase de teoría y lo animaba en seguida, hablando cuando necesitaba dejar de pensar en esas clases y escuchando cuando necesitaba quejarse de ellas. Como ahora, que estaban sentados en el césped del campus mientras Renjun explicaba lo molesto que estaba por tener que escuchar hablar a su profesora.

— ¡Es que no tiene sentido! Es incluso peor que dibujo técnico. — Yangyang alzó las cejas sorprendido.

— ¿La teoría del color es peor que dibujar polígonos perfectos? — preguntó el menor con una sonrisa, sabiendo perfectamente la respuesta. Si la asignatura favorita de Renjun era dibujo artístico, la que odiaba con todo su ser era dibujo técnico.

— Tampoco hay que exagerar, — Renjun apoyó la cabeza en el hombro de Yangyang, sintiéndose mucho mejor después de haber soltado toda su indignación -y de recordar que no hay nada peor que dibujo técnico-.

Se quedaron un rato más así, hablando de cualquier cosa mientras disfrutaban de la tranquilidad que había en el campus y de la compañía del otro. A veces les costaba encontrar momentos para pasar tiempo juntos, porque no compartían grupo de amigos, pero siempre conseguían encontrar algún hueco para hablar un poco.

Sin embargo, su tiempo libre de terminó cuando la siguiente clase de Yangyang estaba a punto de comenzar, aunque Renjun decidió acompañar al menor hasta la puerta de su aula.

— Casi se me olvida, — Yangyang se detuvo en el pasillo, justo antes de llegar a la puerta. — el sábado jugamos un partido importante, ¿querrás venir a verme?

— Por supuesto. — respondió Renjun con una brillante sonrisa antes de abrazar rápidamente al menor para dejarle entrar a su clase.

No se perdía ningún partido de baloncesto de Yangyang, sólo los que eran en otra ciudad. Él siempre estaba ahí para animarlo, incluso si no terminaba de entender algunas normas del baloncesto, y pudo acercarse un poco al grupo de amigos de Yangyang al coincidir en algunos partidos.

Renjun caminó hacia su aula, ahora acompañado únicamente por sus pensamientos. Aunque llegó veinte minutos antes de que comenzase su clase, se sentó en su sitio, sacó sus auriculares y aprovechó para dar los últimos retoques a los bocetos que tenía que presentar el lunes.

Comenzó por el de Chenle, acentuando las pequeñas arrugas que se formaban alrededor de sus ojos cuando sonreía. Mucha gente describía la risa de su amigo como estruendosa, y en parte era cierto, pero para Renjun era maravillosa. Era el confidente de Chenle, así que sabía todos sus secretos y problemas, por eso amaba verle sonreír y escuchar su risa.

Pasó la página y sonrió al ver el retrato de Jaemin. Al igual que Chenle, estaba sonriendo y sus ojos tenían pequeños brillitos que Renjun se había esforzado en resaltar. Sin embargo, el dibujo de Jaemin no miraba hacia el frente como el de Chenle, sino hacia un lado, estando casi de perfil. Renjun se concentró en detallar los ojos distraídos que tanto amaba antes de continuar con el último retrato.

En la siguiente página le recibió el rostro de Yangyang. Su sonrisa era menos amplia que las otras dos, pero transmitía una calidez indescriptible. Él también miraba al frente, con ojos relajados y ligeramente curvados por su sonrisa. Al igual que en los de Jaemin, tenían pequeños brillos. Renjun se dio cuenta de que no había terminado de dibujar los pendientes de la oreja descubierta de Yangyang, así que diseñó uno pequeño y otro del que colgaba una estrellita, aunque sabía perfectamente que el menor no tenía ninguno así.

— No le queda nada mal, — susurró para sí mismo al ver el pendiente en el dibujo. — debería regalarle unos...

— ¿A quién le vas a regalar algo?

Renjun se sobresaltó y tiró el lápiz de la mesa al escuchar por encima de la música de sus auriculares una voz más en el aula, pero cuando levantó la mirada chasqueó la lengua molesto.

— ¡Casi me matas del susto, Na Jaemin!

El menor, que estaba en el umbral de la puerta, se acercó al sitio de Renjun y arrastró la silla del pupitre de al lado para sentarse junto a él. Observó el sketchbook de Renjun y sus ojos se abrieron con sorpresa; Yangyang estaba precioso en aquel retrato y ni siquiera era el producto final.

— ¡Hey! No puedes cotillear. — Renjun, que se había agachado para recoger su lápiz, cerró de un golpe el cuaderno. — Te los enseñaré todos cuando lo pase a lienzo.

— Perdón, Jun. — dejó salir una breve risa. — Te está quedando muy bonito.

— Es sólo un boceto, pero gracias. — el mayor sonrió entusiasmado por que le hubiera gustado lo poco que pudo ver del dibujo y guardó el sketchbook en su mochila. — De todas formas, ¿qué haces aquí? ¿No tienes ahora anatomía?

— Sí, en cinco minutos, — sonrió de oreja a oreja Jaemin. — pero venía a preguntarte si quieres venir al parque conmigo y con Jeno este sábado.

Renjun intentó mantener intacta su sonrisa; aunque la mención del rubio no le sorprendía, le dolía un poco que todos sus planes incluyesen a Jeno. Ignorando la pequeña punzada en su corazón, negó con la cabeza mientras fruncía los labios.

— El sábado voy a ver el partido de Yangyang, lo siento. — el menor abultó sus labios en un lindo puchero que Renjun no dudó en besar. — Disfrutad vosotros, ¿sí? Luego podemos cenar juntos.

El castaño aceptó la propuesta sonriendo de nuevo y besó la frente de Renjun antes de salir alegre del aula, no sin antes desearle suerte al mayor con su siguiente clase. Renjun simplemente se quedó pensando unos segundos en lo que pasaría el sábado, imaginando escenarios muy adorables de Jeno y Jaemin en el parque.

Afortunadamente, sus compañeros de clase comenzaron a llenar el aula, cortando en seco su hilo de pensamientos. Sacó los materiales para la siguiente asignatura y se concentró en la clase, evitando volver a la imagen mental de su novio en un bonito picnic con el chico que capturaba toda su atención.








do mi ti - renmin/renyangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora