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Renjun seguía allí de pie cuando la gente había comenzado a marcharse, algunos incluso recogiendo las obras que habían expuesto. Miraba de lado a lado, comprobando su teléfono por si tenía algún mensaje, pero nada llegaba, y sus esperanzas cada vez estaban más por los suelos.

En parte lo entendía. Habían ganado la final esa misma mañana, seguro que Yangyang estaría celebrando todavía con sus compañeros y tendría planes mucho mejores que ir a ver sus tontos lienzos. Además, era completamente su culpa por haberse ido sin decir nada, por haber estado un mes desaparecido de la vida del menor.

Pero aun así dolía, porque todos sus amigos, incluso Jaemin y Jeno, se habían pasado por allí para saludarle y admirar sus creaciones.

Suspiró cansado y miró, por enésima vez, su móvil por si tenía noticias sobre el chico, pero de nuevo nada llegaba.

— ¿Huang Renjun? — la voz de su profesora le hizo apartar la vista del aparato, apagándolo para guardarlo de nuevo, y asintió con la cabeza. — ¿Puedo hablar contigo un momento? Es acerca de tus cuadros.

— Claro... ¿Qué ocurre? — el pelinegro estaba extrañado pero curioso sobre lo que podría decirle la mujer.

— No es nada malo, no te preocupes. — una suave risa escapó sus labios en un intento de calmar a su alumno. — Asumo que los tres chicos que has retratado son importantes en tu vida, ¿no? — Renjun asintió. — Se nota por la forma en la que los pintas.

Renjun sonrió cálidamente, podía considerar aquello la segunda buena noticia que le daban en el día. La primera era la victoria del equipo de Yangyang. A pesar de haberse perdido el partido y de llevar casi un mes sin hablar con el menor, se sentía emocionado con la noticia porque podía imaginar lo feliz que debía de estar su amigo.

Vio a la profesora acercándose primero al cuadro de Jaemin, observándolo con una leve sonrisa tirando de sus comisuras antes de voltearse de nuevo hacia él.

— Sobre todo me llamaron la atención este chico y aquel, — señaló el cuadro de Yangyang. — ¿Puedo decirte lo que veo en ellos?

— Uhm... Claro. — Renjun no tenía ni idea del camino que estaba tomando la conversación y pese a ello accedió a escuchar.

— Bueno, empezando por este chico. — refiriéndose a Jaemin. — Es importante para ti, pero su mirada se dirige hacia otro lado, no hacia el frente que es donde tú estabas dibujando, así que hay algo de distancia entre ambos por algún motivo y aun así lo adoras. Además, utilizas el azul en casi todo el dibujo... ¿Sabes lo que significa? — Renjun, quien se había quedado completamente petrificado con la primera explicación, negó con la cabeza incapaz de formar siquiera una palabra. Su profesora se aclaró la garganta y prosiguió.

— El azul tiene múltiples interpretaciones. Para empezar se relaciona con el sosiego, como si de un mar en calma se tratara, transmite sensación de confianza y armonía, incluso se asocia a la amistad. Sin embargo, evoca a la vez lejanía, tanto física como emocional, tristeza y nostalgia. — la mujer hizo una pausa para mirar de nuevo el cuadro y su sonrisa creció. — Pero también hay amarillo en sus ojos. En parte refuerza mi teoría, porque sus ojos brillan con algo que no eres tú, pero también indica la calidez que ves en él... ¿Puedo saber quién es para ti si no es muy personal?

— Es... Era mi novio, — el pelinegro tragó el nudo que se había formado en su garganta. — lo dejamos hace poco, pero pudimos hacerlo en buenos términos.

Renjun no comprendió del todo por qué los ojos de su profesora se agrandaron de tal manera al escuchar que él y Jaemin habían sido pareja, pero vio cómo en seguida la mujer recuperó su mirada cálida y la sonrisa acogedora.

— Oh, cielo... ¿y terminasteis por aquel chico? — esta vez, fueron los ojos de Renjun los que casi se salen de sus órbitas.

— No- Es decir, m-más o menos, pero no exactamente. — suspiró y se cubrió el rostro con ambas manos avergonzado. No quería contarle toda su vida amorosa a su profesora, aunque ella parecía saber todos sus secretos.

— Tenías sentimientos encontrados durante tu relación, ¿me equivoco? — una vez más, Renjun no daba crédito a cómo sabía tanto aquella señora. Simplemente asintió con la cabeza al dejar de esconderse tras sus manos.

— ¿Puede decirme lo que ve en el cuadro, por favor? — preguntó en voz suave.

A pesar de haberlo hablado con Jaemin y con Chenle, Renjun no terminaba de aceptar sus sentimientos por Yangyang. Había revisado todos los recuerdos de su amistad, desde que eran pequeños en China hasta que se volvieron a reencontrar en Seúl, y llevaban siendo amigos tanto tiempo que parecía surrealista, ¿cuándo habían pasado sus sentimientos de platónicos a románticos? ¿cómo era posible que él no se hubiera dado cuenta? Y lo que más le aterraba:

¿Yangyang siquiera lo amaba de la misma forma?

— Por supuesto. — la mujer se acercó al cuadro de Yangyang y lo miró con cariño. — La primera diferencia es que él sí te está mirando y, aunque su sonrisa no es tan grande como la de ese chico, — apuntó al retrato de Chenle. — se nota en sus ojos que está mirando algo que ama con dulzura. Sobre los colores... También son completamente diferentes. — se detuvo un segundo para mirar a Renjun, que la miró expectante para que continuara hablando. Y así lo hizo.

— El verde transmite calma y sugiere la idea de renovación, por tanto, se considera un color optimista y asociado a la esperanza. También está muy relacionado con la salud, el bienestar y la calma emocional. Por otro lado, también evoca la juventud y el crecimiento, así que asumo que tienes mucho camino recorrido y por recorrer con este chico. — Renjun sonrió pensando en todas las cosas que había hecho con Yangyang y todas las que aún quería hacer con él. — Luego, el naranja es utilizado para crear ambientes apacibles. Se relaciona con la diversión y la vitalidad, por lo que se considera un color optimista y lleno de entusiasmo, capaz de transmitir alegría y otras emociones positivas, incluso se interpreta como símbolo del progreso.

Si antes ya sentía un nudo en la garganta, ahora mismo quería sentía que se echaría a llorar en cualquier momento. Ese era Yangyang, el chico al que tanto quería y que siempre había estado a su lado, y le alegraba enormemente que la gente lo viera con los mismos ojos que él gracias a su cuadro. Le habría encantado que Yangyang hubiera aparecido por allí para ver su cuadro, porque así quizá podría haberle transmitido todo lo que sentía sin necesidad de buscar las palabras perfectas, que parecían no existir.

— Hay otro detalle que me llama mucho la atención. — prosiguió su profesora, quien observaba de nuevo el cuadro. — Los detalles en rosa. Ese color representa fuerza y amabilidad. Transmite sensación de ternura, de dulzura, de delicadeza, y al mismo tiempo de calidez, afecto y seguridad. Está muy relacionado con empatía y la calma emocional que proporcionan la compasión y la paz. — sus ojos se desviaron del lienzo para volver a enfocarse en Renjun. — En otras palabras, este chico representa todo lo que te hace bien. No quiero asumir nada, pero... ¿te gusta?

¿Gustarle? ¿Yangyang le gustaba?

— Lo amo, demasiado, — no sabía cómo había logrado que su voz saliera de su garganta sin entrecortarse. — y no quiero perderlo por nada del mundo, p-pero...

Las lágrimas se acumularon en las esquinas de sus ojos, impidiéndole continuar la frase. "Pero lo estoy perdiendo por idiota" quería decir, en cambio las palabras se atascaron en su garganta, creando un nudo que dolía cada vez más. Sintió la mano de su profesora sobre su hombro y pestañeó un par de veces, evitando a toda costa llorar frente a ella, antes de levantar la vista hacia su rostro.

— Pero nada. No conozco a este chico, pero esa sonrisa es de mirar algo que adora de verdad, — Renjun volvió a observar el retrato de su amigo. — y esta vez sí que está mirando hacia ti. — dijo la mujer casi en un susurro antes de marcharse, dejando a Renjun con el corazón en la mano.






























do mi ti - renmin/renyangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora