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Renjun había estado ignorando algunos mensajes de sus amigos desde ayer y decidió hacer lo que mejor se le daba: pintar para curar.

A pesar de que su actuación en el festival de cultura había ido muy bien y recibió muchos cumplidos de sus amigos y otros alumnos, Chenle sabía perfectamente que no había elegido aquella canción por casualidad, así que tenía un par de mensajes suyos preguntando cómo se encontraba y asegurándole que podía hablar con él. Sospechaba que Yangyang pensaba como Chenle por la forma en la que lo abrazó cuando salió del backstage y, sobre todo, por las palabras que había susurrado sólo para él.

"Siempre estaré para ti, no lo olvides".

Sabía que sus amigos querían ayudar, pero no tenía la energía suficiente como para expresar todo el remolino de emociones que tenía por dentro en aquel momento. Y recordar las palabras de Yangyang sólo provocaban un cosquilleo extraño en todo su cuerpo.

Por eso había decidido que era el momento ideal para terminar los retratos que tenía que entregar en un par de días. El de Chenle y el de Yangyang ya estaban terminados y listos para exponer, tan sólo tenía que ultimar un par de detalles en el retrato de Jaemin.

Todavía no había hablado con él, ni acerca de sus sentimientos ni acerca de la actuación de ayer. El menor le había felicitado e incluso notó sus ojos algo irritados, enterándose después por Donghyuck de que había llorado al escucharle cantar. Jaemin le aseguró que fueron lágrimas de orgullo y felicidad por haberle visto sobre el escenario, cantando para que todo el mundo supiera la bonita voz que tenía.

Mientras deslizaba el pincel por el lienzo, por el altavoz de su móvil sonaba Washing Machine Heart, la canción que siempre le recordaba su estúpida situación. Siempre había intentado ser su mejor versión para Jaemin, porque el chico lo merecía y por miedo a no ser suficiente. Sin embargo, nunca sintió que sus esfuerzos valieran la pena, porque al final del día era Jeno quien tenía el corazón de Jaemin, no él. Era Jeno de quien Jaemin se había enamorado y no él, pero no entendía aún el por qué. ¿Por qué no él?

Con las últimas notas de la canción sintió una lágrima resbalar por su mejilla, después otra, seguida de una más hasta que estaba llorando sin consuelo frente al retrato de su novio, otra vez. Dejó el pincel en el atril, dando un par de pasos hacia atrás para observar el resultado de su obra mientras limpiaba desesperado sus lágrimas para lograr ver algo.

Una vez su llanto se calmó y el pelinegro pudo ver con claridad el cuadro, esbozó una sonrisa triste. Recordó de nuevo en su actuación del día anterior y pensó que realmente le quedaba bien cantar Fools, porque eso era, un idiota por enamorarse de alguien que no podía darle el amor que necesitaba.

Dolía mucho estar enamorado de alguien que no se sentía de la misma forma que él. Alguien que amaba a otra persona.

Más de una vez pensó en cómo debía de sentirse ser Jeno, tener al maravilloso Na Jaemin mirándote con corazones en los ojos. Aunque nunca lo sabría, porque nunca sería el rubio.

Y quizá era hora de dejar de intentar serlo.

Tenía que aceptar que Jaemin amaba a otra persona que no era él y dejarlo ir por fin. Su madre siempre le había dicho que si amaba de verdad a alguien, sólo con ver a esa persona feliz sería suficiente para él. Y era hora de dejar a Jaemin ser feliz por completo.

No sabía si Jeno correspondería a los sentimientos del menor, no sabía siquiera si Jaemin se confesaría después de terminar su relación, pero al menos dejarlo ir era el primer paso.

Quizá para encontrar su propia felicidad también.

Habían pasado tres años desde que comenzó a salir con Jaemin. Tres años en los que siempre añoró algo más de su relación, pero no podía hacer nada para conseguirlo. Y tres años le costó darse cuenta de que quizá Jaemin no era donde tenía que buscar amor romántico, porque mentiría si dijera que Jaemin no había sido el mejor brindándole amor platónico. Iba a doler tener que dejar ir a alguien que había estado a su lado durante tanto tiempo, pero se aferraba a la esperanza de que Jaemin quisiera seguir en contacto después de terminar la relación.

Ser amigo del menor era una opción maravillosa para Renjun y esperaba poder tenerla después de la ruptura, incluso si tardaban meses en vencer la incomodidad de los antiguos sentimientos y actuar como amigos normales. "Antiguos sentimientos" porque después de mucho reflexionar, Renjun se dio cuenta de que quizá no era sólo Jaemin quien se estaba alejando sigilosamente, sino que sus propios sentimientos comenzaron a apagarse lentamente. Por supuesto que seguía amándolo y una gran parte de él todavía lo hacía de forma romántica, pero estaba dispuesto a dejar todo en lo platónico por la felicidad de Jaemin y por la suya. Por mucho que le doliera admitirlo en aquel momento, se veía siendo un gran amigo de Jaemin en un futuro, tal y como lo veían algunos compañeros de la universidad en el presente.

Así que haría todo lo que estaba en su mano para dejar ir a Jaemin y encontrar a alguien que pudiera hacerlo igual de feliz que Jeno a Jaemin.

El sonido del timbre de su casa lo sacó de inmediato de sus pensamientos. Renjun cubrió rápidamente el cuadro de Jaemin y se quitó el delantal que llevaba puesto para protegerse de la pintura, dejándolo sobre el respaldo del sofá en su camino hacia la puerta.

— Hola, no contestabas a ningún mensaje o llamada, así que vine para comprobar que estabas bien.

Yangyang estaba en el umbral de su puerta, rascando su nuca con una mano mientras la otra sujetaba una bolsa de plástico, y Renjun no supo cómo reaccionar. No estaba en su mejor momento desde luego, era un desastre tanto por dentro como por fuera, ya que ni siquiera se había molestado en cambiar su pijama por ropa normal. Sin embargo, algo en su interior se sintió en paz al ver a Yangyang allí. El torbellino de dudas y pensamientos que tenía en la cabeza se había detenido gracias a la tímida sonrisa del chico.

— Perdón, tenía el móvil en silencio. — el pelinegro se hizo a un lado para darle paso a su hogar. — Ponte cómodo, te puedo dejar ropa si quieres.

Yangyang aceptó su oferta mientras se sentaba en el sofá de la sala, dejando la bolsa que llevaba consigo sobre la mesita de centro. Renjun no tardó en regresar con una camiseta y un pantalón corto que pertenecían al menor, pero que se habían quedado en su casa por algún motivo, y se los dio para que pudiera cambiarse.

— ¿Qué has traído ahí? — preguntó curioso el pelinegro refiriéndose a la bolsa en la mesa.

— Snacks y bebidas. Compré tus favoritos para animarte un poco.

Renjun escuchó lo que decía mientras ojeaba el interior de la bolsa y, cuando lo miró para agradecerle, se topó con la espalda desnuda del menor. Yangyang estaba acostumbrado a cambiarse delante de sus amigos porque siempre debía hacerlo frente a sus compañeros de equipo, sin embargo Renjun nunca dejaría de sonrojarse cuando Yangyang se cambiaba de ropa frente a él sin ningún tipo de escrúpulo. Apartó sus ojos tan rápido como se habían posado sobre el cuerpo del chico y se distrajo eligiendo qué snack comería primero.

— Podemos ver una peli o lo que quieras, — dijo Yangyang mientras tomaba asiento a su lado en el sofá y pasaba un brazo por encima de sus hombros. — te lo mereces después de cantar así de bien frente a tantas personas. — el pelinegro sonrió.

Poco después ya estaban tapados con una misma manta y viendo una película que había elegido Renjun, quien agradecía que Yangyang no le hubiera pedido hablar sobre cómo se sentía a pesar de haber visto sus ojos y su nariz rojizos por el llanto.




































do mi ti - renmin/renyangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora