XVIII. El Reto (I)

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Naruto estaba comiendo, esperando y pensando con qué patada terminar la pelea.

Podía ser con la típica ‘patada de gancho de ciento ochenta grados’, también con la fabulosa ‘patada trescientos sesenta grados’ o también conocida como la ‘patada tornado’, aunque también podría hacer la ‘patada de quinientos cuarenta grados’; una de sus patadas favoritas en donde daba tres patas. O hacer la de ‘setecientas veinte grados’ en la que daba cuatro patadas en el aire, con mucha fuerza.

Su patada más fuerte era la de ‘quinientos cuarenta’.

La segunda más fuerte era una ‘patada de ciento ochenta grados’ hacia atrás, ésta era dada con el talón y, cualquier punto del cuerpo, en la que golpeara, dolería en demasía.

Su patada más efectiva era su propia patada, una en la que saltaba y daba un golpe con la planta del pie; había noqueado a varios con esa patada. El problema era el daño que les causaba: los dejaba con signos iniciales de parkinson, su patada era lo mismo a que los oponentes recibieran muchos golpes en la cabeza y eso lo asustaba.

Además de que esto era MMA, en América, y estaba prohibido el Muay Thai y Letwei, por lo que tenía que contenerse, bueno, el como terminara la pelea era totalmente su decisión, ya que no importaba el resultado, sino controlar la situación.

Su timbre sonó; ya había terminado de comer, observó que eran las cuatro y media, debía de ser Kushina. Efectivamente era la pelirroja, estaba al pie de su departamento, ella estaba con una sonrisa, Naruto vio que tenía una maleta y otra mochila en la que, de seguro, iba todo el equipo para curarlo.

—¿Estás lista? -le preguntó.

—Siempre he estado lista.

Naruto asintió, se hizo a un lado para que Kushina entrase a su departamento y recordara dónde vivía su hijo, ya no tenía el costal, lo único que tenía era el maniquí de madera.

—¿Qué le pasó a tu equipo?

—Cuando Chambers vino, decidí comprar un lugar donde pudiera entrenar mejor que en un departamento, lo moví a una bodega en Encino.

—Está un poco lejos. -dijo para observar a su hijo de pies a cabeza, había ganado masa muscular en poco tiempo, así como había aumentado un poco su altura, su entrenamiento debió de ser muy duro para obtener cambios en un corto lapso de tiempo. —Pero veo que te benefició.

Naruto asintió, no teniendo más qué decir.

—¿Quieres un vaso de agua?

Kushina asintió, fue a la sala y se sentó en el mismo sofá en el que se había sentado por primera vez, antes no pudo ver bien el departamento de su hijo.

Ahora que podía, notó que no tenía mucho, ninguna foto con algún amigo o siquiera algún paisaje, nada. Lo que sí tenía, eran muchos sobres. Debían de ser de su padre, todos los sobres estaban apilados en una comuna de cartas, ella se levantó mientras esperaba a su hijo con el vaso de agua. Tomó la carta que estaba hasta arriba, la abrió para ver qué, efectivamente, estaba escrita en ruso.

Naruto regresó con el vaso de agua, observó que Kushina estaba viendo la carta más reciente de su padre, pero tardaba más de lo usual y dedujo que, a pesar de hablar Ruso, no sabía leerlo con claridad.

—¿Necesitas ayuda?

Kushina dio un pequeño salto por la sorpresa, dio media vuelta para ver a su hijo con el vaso de agua, extendiéndole dicho objeto.

—Amm, no, yo, no. -dejó la carta en donde la había agarrado para tomar el vaso de agua, misma que bebió rápido y luego alzó el dedo como si se le hubiera olvidado algo. —Te traje algo.

Invicto vs Cobra KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora