XXXIII: Confrontación

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Naruto llevo a sus dos amigas que no veía desde hace años, Mikasa había crecido desde entonces y por supuesto en más de una forma, por otro lado Annie se había quedado un poco pequeña mucho más que Mikasa.
Claro que a lado de Naruto ellas eran las pequeñas.

—¿Y a dónde vamos? -pregunto Annie desde atrás del asiento

—A mi casa.

Mikasa se sonrojo fuertemente por escuchar que iría a la casa de Naruto.

—¿Nos llevarás a tu casa? -pregunto un poco nerviosa.

—No te emociones, no estoy para juegos.

Mikasa y Annie compartieron una mirada discreta entre ambas, se notaba la preocupación en sus caras. Así no era Naruto, si bien era serio, también recordaban esos breves destellos en los que el rubio en ese momento, sonreía.

—¿Qué sucedió? ¿Y tú sonrisa destellante?

Pregunto Mikasa presionando la mejilla de Naruto, que esté tenía una marca en la frente, a veces no entendía a la azabache.

—Madurar.

Las chicas vieron como Naruto era más cortante en las pláticas, sin embargo la chica rubia vio por la ventana un anuncio que le pareció bastante interesante.

—¿Por qué no vamos a un auto-cine?

El conductor y la acompañante vieron por la ventana para ver qué efectivamente, había un anuncio de un auto-cine.

—¿No están cansadas?, Yo quiero descansar, recibir su llamada inesperadamente además de que había probado el límite de mi fuerza... Estoy cansado.

—Oh, ¿En serio?. ¿Cuál es tu límite? ¿Ciento noventa, doscientos, doscientos cincuenta?

Naruto lo pensó por un momento, ya que Annie también estaba interesada en cuál era el récord que tenía en pecho plano.

—Doscientos kilos.

Naruto respondió, pero eso sorprendió a las chicas preciosas por escuchar dicha azaña, era obvio que con él paso del tiempo se hiciera más fuerte pero a tal grado.

—Pero si quieren ir al auto-cine, tengo que comprar los boletos ahora.

Él rubio miro por el espejo retrovisor, vio a Annie con ojos de perrito y por último vio a Mikasa que estaba igual con los mismos ojos, no obstante eso ya no funcionaba en él, pero esto era un favor hacia ellas y necesitaba una noche para despejar las cosas. Su madre decía que es bueno mantener en ejercicio, pero también un momento de relajación para que el cuerpo descanse.

—Bien, iremos al auto-cine.

—¡SI!

Naruto abrió los ojos y ladeó la cabeza, con cuidado se llevó un dedo a su oreja.

—Sabia que debía entrenar los oídos.

Cuando Naruto llegó a su casa, ayudo a Mikasa y Annie a desempacar sus cosas, claro que lo único que hizo el rubio fue cargar las mochilas de ahí en fuera, ellas organizaban su ropa y como hiban a dormir en un solo cuarto, al fin y al cabo ellas podían dormir en una solo cama. Ambas se veían como hermanas.

Mientras que Naruto, en lo que ellas se instalaban en su casa, fue a comprar los boletos para el auto-cine, se topo con la mala noticia de que ya no había boletos pero cuando vieron de quién se trataba, el propio dueño no dudo en regalarle un pase para cualquier película que se pudiera reproducir en los siguientes días.

Tener fama de gran peleador y campeón tiene sus ventajas, Naruto solo pregunto si había boletos disponibles y le ofrecieron una pase para ver cualquier película. Bueno al menos tenía las entradas, podía cumplir los pequeños deseos de sus amigas.

Invicto vs Cobra KaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora