Invicto vs Cobra Kai

XIX. El Reto (II)

Naruto observó que su madre vestía una blusa de botones color naranja y venía cargando con una pequeña caja con vendas, ungüento, bolsas de hielo, una botella de agua y un balde de plástico.

—Kushina, la pelea será en la noche. Además de que nos dan diez minutos de preparación para colocarme los guantes. -le dijo Naruto a su madre, quien lo vio a los ojos y asintió.

—Lo sé, pero estoy ansiosa por la pelea y, ya sabes, la preparación es el primer requisito para la victoria.

Kushina se sentó en una silla mientras no sabía qué hacer, ella era peor que un león enjaulado cuando estaba nerviosa.

Naruto notó como su madre hacía los tic's que hacía cuando estaba nerviosa, le sorprendía que no hubiera tomado una botella de alcohol y empezado a beber para tranquilizarse.

—Solo cálmate, me pones nervioso.

Kushina trató de calmarse, pero en este punto se le hacía imposible, estaría con su hijo en su primera pelea profesional, tal vez no estuvo cuando ganó su primer torneo de Kung-fu o cuando fue nombrado maestro en todos los estilos que practicó, pero estaría cuando Naruto fuera reconocido como el peleador más completo del mundo y sea el retador número uno.

—¿Quieres ver tu regalo? -le preguntó, extendiendo el regalo hacia Naruto, quien lo vio unos momentos.

Naruto tomó el regalo que le dio su madre, quitó la envoltura y vio que, efectivamente, era una caja, la abrió y se encontró con un short de pelea de color negro con un diseño bastante peculiar: en la pierna izquierda tenía un dibujo de remolino de color rojo y, en la otra pierna, un círculo con un punto en medio de color naranja.

—Gracias.

Naruto, con muchas ganas, aceptó el regalo de su madre.

—Yo hice el diseño de ambos, solo los mandé a imprimir.

Naruto se extrañó al escuchar a su madre, aquí solo había una pieza de 'ambos' que su madre mencionó.

—¿Ambos?

Kushina asintió efusivamente.

—Sí. Te hice dos shorts, pero solo uno iba a estar listo para cuando nos fuéramos. Creo que el otro te lo daré cuando pelees por el título. -Naruto, a pesar de no admitirlo, estaba feliz de recibir algo especial de su madre. —Ah, cierto, y estos.

Le entendió unos guantes de pelea nuevos, la sonrisa de Naruto solo aumentó ya que su madre se estaba esforzando.

—Te lo agradezco. -Naruto agradeció los regalos de su madre, pensaba usarlos en esta pelea.

Kushina solo podía derramar algunas lágrimas de felicidad, los regalos que le dio a su hijo le gustaron; había tenido mucho miedo al pensar que los rechazaría cuando le dijo: "después", pero los había aceptado con todas las ganas, además de que le habían gustado. Si antes no sabía qué regalarle a su hijo, ahora sabría qué darle; al menos le podría dar ropa de color negra, roja y naranja.

—¿Estás bien? -le preguntó Naruto al verla sollozar.

Kushina asintió con la cabeza mientras limpiaba las lágrimas que había derramado.

—Pensé que no volveríamos a hablar desde que nos vimos en tu departamento.

Naruto también pensaba lo mismo, pero recordó que en el Kung-fu había una lección muy importante: la paz interior. Olvidar las cosas y hacer la paz con tus demonios, lastimosamente las cicatrices no sanaban, se quedaban de por vida, pero uno aprendía a vivir con ellos, por otro lado las heridas se cerraban y aprendías de los errores cometidos que las hicieron.