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Ya era de día y Alastor seguía en cama muy bien cubierto por las sabanas de vino tinto.
No quería despertar pero el dolor en su cuerpo lo obligó a hacerlo. Y lo hizo de mala gana, estaba muy bien envuelto y por lo tanto solo asomo la cabeza por un lateral de entre las sabanas y solo vio la mejorada habitación, ya no estaba como antes de desagradable, estaba mucho mejor... entrecerro los ojos un poco queriendo volver a dormir pero diviso una sombra frente de el.
—Buenos días... Alastor.— Al momento reconoció esa voz y abrió sus ojos con pereza y lo observo. Tenía su sonrisa de oreja a oreja y llevaba un traje de color negro y claramente hecho a su medida.
—Jódete y vete.— Hablo volviendo a taparse con las sabanas sin mirarlo.
—Que raro... ayer tu eras el que me pidió que te jodiera...— Hablo en tono burlón y solo vio como el bulto de la cama se enroscada más.— ¿No planeas levantarte? La princesa te estaba buscando.— Le informó aún permaneciendo frente a la cama.
—Te dije que te fueras.— Pidió ya molesto, solo quería descansar y no levantarse, todo el cuerpo le dolía y no estaba con el suficiente humor como para levantarse e ir a atender algunas cosas que no le importaban, de todos modos no creía en la redención y por el momento no le importaba.
—Debes levantarte, puede que tengas el cuerpo lastimado y todo, pero ten el cuenta que yo no soy el único culpable. Hubiera parado pero tus gemidos y súplicas no ayudaban en lo mínimo.— Explico mirando de reojo como Alastor lo miraba mal de entre las sabanas.— Te traeré algo de comer junto a una píldora para el dolor... regresaré enseguida.— Lo miro por última vez y salió de ahí sin voltear.
Alastor a regañadientes salió de entre las sabanas sentandose y soltó un largo bostezo que cubrió con la ayuda de la palma de su mano.
Tenía en cabello completamente revuelto y no tenía la típica sonrisa de siempre, se le notaba lo cansado así que solo opto por apoyar su espalda en el respaldar de la cama sintiendo un dolor que le obligó a revisarse el hombro.
Se desabotono unos cuantos botones y guió su mirada a su hombro donde poseía marcas de mordidas.
—...¿Cómo...?— Se cuestionó y al instante como un balde de agua fría lo golpeara el recuerdo llegó a su cabeza lo que provocó que se avergonzara y se cubriera el hombro y poner los botones en su lugar. Miro a otro lado y cerro los ojos, recordando lo sucedido el día anterior.— Tks...— Mordió su labio inferior y su mirada mostró disgusto y a la vez satisfacción. No podía negar que le había gustado lo sucedido, pero también estaba el hecho de que era con el demonio pecador que hacía que su presencia le fuera un aura de peligro constante. — Pero anoche...— Llevo su dedo índice a su labio inferior y se puso a pensar... ¿Realmente estuvo mal lo que hizo anoche? Le gustó mucho lo sucedido y muy en el fondo quería repetir esa sensación, no solo porque le satisfacía, si no que también por el extraño sentimiento de acompañamiento, no necesitaba a nadie y nunca lo necesito, pero ahora... El simple hecho de pensar en repetir lo mismo de la noche anterior le erizaba la piel y de cierto modo le emociono eso. Inconscientemente formó una sonrisa en sus labios y se dejó llevar mientras esperaba su desayuno.