ℂ𝕒𝕫𝕒𝕕𝕠𝕣 𝕪 ℙ𝕣𝕖𝕤𝕒 || Seme! Male x Alastor [+18]

37: ᴏʀɪɢᴇɴ ᴅᴇʟ ᴅɪᴀʙʟᴏ

Origen 1:

Inicio: Mar y Lucifer.

Tiempo: desconocido.

Amigo bromista.

Nacer en la raza de los ángeles y ser constantemente alguien muy recto y dedicado a servir a los superiores era un deber primordial, pero al poseer al igual que los humanos una consciencia propia en ocasiones se llegaba a preguntar, cuestionar y dudar de todo lo que sabía, pero nunca diría nada. Porque los Angeles no puedes dudar ante lo que les imponen.

Pero a pesar de crecer de esa manera y ser uno de los mejores no era visto nisiquiera por aquel que consideraba su padre, un ángel como cualquiera que lo crío y enseñó todo lo que debía saber.

Pero a pesar de tener la mayoría de todo lo  posible no tenía respuestas a sus propias dudas. Y no las tendría hasta que se unió a la guardia de los ángeles donde conocería a un amigo, Lucifer.

Lucifer, era un ángel gozante de alas hermosas, un dedicado a su trabajo y perfección, el favorito del mas grande, Dios. Pero a pesar de ser un favorito y recocido por ello, también lo era por su curiosidad y su rebeldía en ciertas ocasiones, llegando a causar uno que otros problemas.

Mar simplemente tendía a observarlo y acompañarlo a lo que poco a poco se fueron haciendo muy amigos.

Lucifer y Mar siempre rondaban juntos, jugando, riendo, o metiéndose en problemas por culpa de Lucifer que en ocasiones sus bromas llegaban a ser muy pesadas.

En una ocasión cuando se dio una reunión entre todos los ángeles al servicio de Dios, este anuncio:

—He aquí mi más grande creación, el ser humano, no ser hecho a mi imagen y semejanza...—

Una explicación de cómo el supremo creo una nueva vida que permaneceria en un jardín de luz, que caería con el nombre de: Adán.

Los Angeles curiosos tendían a verlo y tratar de entender como ese ser llamando humano podría ser la perfección.

—Oye, ¿que te parece si nos metemos a jugarle una broma?— Pregunto sonriente Lucifer mientras se apoyaba contra la mesa en la que Mar usaba para reposar los brazos.

—¿Hablas del humano? ¿Adán?— Pregunto dejando de lado sus libros a la vez que miraba a Lucifer a los ojos tratando de encontrar alguna pizca de seriedad, pero solo veía diversión.

—¿Qué? ¡No! Hablo de volver a quemarle la barba al supremo. —Comento con broma sonriendo de lado achicando los ojos.

—Claro que no, nos metimos en un gran lío en esa ocasión, no volveremos a quemarle la barba al supremo.— Se cruzo de brazos y aparto la vista de Lucifer.

—Vamos, Mar. Solo fue un accidente que salio sin heridos.— se encogió de hombros diciendo eso.

—Sin heridos, claro. El supremo corrió para todos lados tratando de apagar las llamas de su barba que descuido la tierra y cayo ese meteorito que extinguió a los dinosaurios. —Rodó los ojos recordando ese día, tanto el como Lucifer estaban tan asustados por el castigo que les esperaba que se escondieron debajo de las faldas del padre de Mar para que el supremo no los encontrara. —Parecíamos fugitivos escondiéndonos debajo de las faldas de mi padre.—

—Bueno, casi sin heridos. Pero vamos, es solo un humano. ¿Qué podría salir mal?—

Era verdad, que podría salir mal en un jardín puro.

Así que fueron a visitarlo y bromeado y jugaron con el por unos momentos haciéndole unas cuantas bromas. Pero siempre que Lucifer quería hacer una broma fuerte Mar le daba un buen golpe y con solo la mirada le decía que no debía de hacer eso.

Pero al final resultó bien, pero en un momento de descuido de Mar Lucifer se quedó charlando con el humano, no supo que le dijo al humano que este actúo de una manera más seria y triste.

Al final los dos se fueron y Lucifer se vio obligado a contarle a Mar lo que le había dicho al humano.

—Nada, solo que... que todos tienen alguien en la vida y que el va a estar solo para lo que le reste de existencia... — Confeso comenzando a sentir la mirada aterradora de Mar, lentamente volteo a ver a Mar a los ojos, unos ojos dorados brillantes en una mirada oscurecida.— ¡Ya! No es como si no le hubiera dicho la verdad.

A Mar no le hizo gracia y tiro de la mejilla de Lucifer.

—Tonto, ¡eres un tonto...!— A Mar se le pusieron las orejas rojas por el enojo a la vez que ejercía más presión al pellizcar la mejilla de Lucifer. —Vamos a hablar con el Superior y contarle antes de que nos castigue por tu falta a su nuevo ser perfecto. —Tiro de la mejilla de Lucifer llevándolo a rastras ante el Superior.

Le explicaron al Superior lo sucedido, pero sin más no se molesto ni enojo más al contrario, les agradeció que ayudarán en ese sentido al humano.

Confundidos ante la revelación de Superior, el les explicó.

—Entendí la carencia del amor y la compañía en Adán, así que le otorgue alguien en específico para ello.—

El supremo hizo a un lado su palma desvelando una figura femenina, con cabellos tal cual oro, piel blanca como las nubes y ojos azules como el mar.

—Ella es Lilith, la compañera creada específicamente para Adán.— Explico el supremo al par de jóvenes ángeles.

Ambos solo miraban a la mujer, Mar con curiosidad y duda. Pero en cambio Lucifer se mostró sorprendido, expectante ante la aparición de la mujer.

Mar volteo a ver a Lucifer de reojo.

Lucifer no podía apartar la mirada de la mujer por más que anhelara eso, le pareció tan perfecta y tan celestial, que comenzó a sentir algo muy fuerte en su pecho que no se atrevería a mostrar frente al supremo.

Al final ambos ángeles se retiraron del lugar.

—¿Lucid?— Llamo Mar a su amigo que permaneció callado y quieto, cosa que no era normal.

—no... no pasa nada, nos vemos mañana, Mar. — Y sin esperar Lucifer se fue volando lo más rápido posible dejando confundido a Mar que solo observo por el camino que se fue Lucifer.

—¿Qué fue eso...?— Se cuestionó al aire mientras tomaba la iniciativa de irse a descansar a su lugar correspondiente.

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