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Debido al trato de Alastor y Charlie, en ocasiones Alastor tenía que dejar a Marionett junto a su bebé en su lejana casa.
Al principio solo eran visitas cortas y rápidas, pero con el pasar del tiempo y de los meses se volvieron muy frecuentes al grado que inclusive, Alastor no llegaba a casa a pasar las noches y en ocasiones no llegaba en días o semanas.
Su bebé estaba aprendiendo a hablar, pero lastimosamente cuando su bebé dijo su primer palabra junto a Marionett.
Pero a pesar de la falta de Alastor a lo largo de los meses y ese tipo de cosas, Marionett nunca dejó de recibirlo con una sonrisa junto a su hija, siempre que llegaba jugaba un tanto con la bebe y un rato a solas con Marionett.
No estaba tan mal, pero con el tiempo simplemente Alastor llegaba a desaparecer, puesto que ni llamaba.
Pero un día mientras Marionett preparaba una comida simple como de costumbre, escucho la voz de Alastor a través de la radio, cosa que lo sorprendió mucho, al grado de que se lastimo la mano no de manera intencional y aumento el volumen, pero al hacer eso simplemente se daño ya que lo único que escucho fue una fuerte estática golpeando sus oídos.
Al instante apago la radio y se alejo de la cocina rápidamente y se dirigió hasta la habitación de su hija y se la llevó hasta la ciudad, estaba algo enojado.
—Papá... ¿a donde vamos? ¿Vamos a ver a mi Papi?— Cuestionó la niña en su inocencia.
—Así es mi niña, iras a visitar a tus tíos y tías... y ver a Alastor, sin duda.— Declaró acelerando el paso a medida que avanzaba en la ciudad. Hasta llegar al hotel y entró sin tocar la puerta.
—¿¡Qué diablos quieres aquí, Marioneta de mierda?!— Vaggie lo recibió apuntándole con su lanza.
—Claramente escuchar tu estúpida voz, no.— Dijo de mala gana dejando a su hija en el suelo.— ¿Dónde está?— Cuestiono sin interés en presentar cordialidad.
—No se de que diablos estas hablando.— Respondió Vaggie bajando la guardia y cargar a la bebe.
—Claro...— Rodó los ojos.— Más vale que hables o... aplicaré la ley de destrucción a su nuevo y reconstruido hotel. No creerás que no vi la cabina de radio.— Suspiro y trato de relajarse, estaba perdiendo el control.
—Claro, señor observador.— Vaggie también Rodó los ojos y señaló a una dirección.— Primero ve a hablar con Charlie.— Señaló.— Yo llevare a esta hermosa bebe a conocer a su primo.— Dijo sonriendo a lo que el sonido de un gruñido se escucho por parte de Marionett.
—¿Qué dices...?— Cuestionó haciendo presión en su mandíbula.— Creo que no escuche bien, ¿primo? Nena, no tenemos parentesco.— Explico.