El sendero

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Había quedado con Sam de practicar con la banda hoy. Las canciones que antes eran solo ideas de sonidos empezaban a tener más forma, y ahora que Abigail ya no estaba tan presionada con sus exámenes podíamos contar con el ritmo de su batería. 

Algunas canciones eran apasionadas, otras burbujeantes, mientras que otras tenían una cognotación un tanto oscura, pero a nosotros no nos importaba mucho eso. 

Teníamos la música. 

Teníamos la letra. 

Pero no teníamos una temática para el álbum. 

Al principio consideramos no tener un orden en específico, pero rápidamente lo descartamos, y ahora, cada uno se estaba partiendo la cabeza pensando en posibles respuestas. 

Alrededor del medio día salí de la casa de Sam aún con las notas musicales en mi cabeza. Era un buen día de primavera, pero eso no podía importarme menos. Tomé un cigarrillo y rodeé la punta para luego dar una probada de su amargo sabor, pero de un momento para o otro me atraganté con el humo gracias al sorpresivo "¡Hey!" que recibí desde la esquina de la calle, y no fue solamente porque su voz me causaba cosquillas. 

Era Hannah, y traía consigo unas cajas llenas de artículos que no divisé bien pues yo estaba cerrando los ojos debido a mi tos. Ella se preocupó y dejó a un lado sus cosas y se acercó a mí para ver cómo estaba, y yo por reflejo me alejé. 

—Estoy bien —tosí una vez más contra la manga de mi sudadera.

—¿Estás seguro? —frunció el ceño preocupada y puso sus manos frente de ella pareciendo como si quisiera tomar mi brazo. 

—Si, en serio —dije con voz ronca debido a mi falta de aire. 

Limpié con mi manga las pequeñas lágrimas que se formaron en mis ojos un tanto irritados por el humo y aclaré mi garganta a fin de recuperar la compostura. 

—Lo siento —dijo en voz baja como si ella hubiera hecho algo malo. 

—No te preocupes —tiré mi cigarrillo al piso. 

Ya no tenía ganas de fumar. 

Miré mis botas negras por unos segundos, un tanto avergonzado por la situación anterior. 

—Uh —lamí rápidamente mis labios—, ¿Y qué haces aquí?

—Oh, acabo de ir a Pierre's por unos fertilizantes y vine a entregarle algo a la vecina de Sam —se agachó y tomó su pila de cajas. 

Y como si me hubieran quitado una venda de los ojos, noté que hoy estaba un tanto diferente, pero realmente no podía identificarlo bien entre todas las similitudes a días anteriores. 

—¿...Te ha ido bien con la granja? —pregunté con cautela.

The Last Raindrop Donde viven las historias. Descúbrelo ahora