El concierto fue mucho mejor de lo que alguna vez pude imaginar. No porque se cumplieran algunas fantasías, sino porque en sí, aquello era real. El nudo en el estómago no se soltó en ningún momento, pero no tardé en ignorarlo por completo debido a la emoción.
Cuando bajamos los escalones apenas podía sentir las piernas. Me temblaban las manos y todavía no podía conectarme al mundo todavía. Como si hubiera tenido el mejor sueño de mi vida y acabara de despertar.
Luego apareció Hannah de entre la oscuridad y todos nos fundimos en un gran abrazo.
Nos quedamos un rato más en el terreno para arreglar algunos asuntos respecto al transporte de la batería de Abby junto a mi teclado. Fuera de ese asunto no hubo otros inconvenientes, lo cual agradezco, porque no tenía la energía física ni mental para poder esforzarme para buscar soluciones. Nadie las tenía.
Caminamos por las calles nocturnas de Zuzu mientras Sam cantaba junto con Abby a todo volumen la última canción que tocamos para el público. Pero, después de una extendida celebración, cada uno ocupó un lugar dentro de nuestra habitación barata de motel: La chica pálida se desplomó sobre la cama, el rubio monopolizó la diminuta televisión para ver la repetición del capítulo especial de “Aliens y sus verdades ocultas”, mientras que Hannah se apoderó del baño con una prolongada ducha. De cualquier forma, se podía respirar la alegría entre las paredes.
Esa noche me fui a dormir con una gran satisfacción en el pecho.
Desperté con una muy extraña sensación en la nariz. Al levantar los párpados con pesadez, me di cuenta de que solo era Abigail toqueteando mi cara con una pajilla para matar su aburrimiento. La observé escéptico; no me molesté en preguntar por qué.
Yo estaba tendido en el piso alfombrado con únicamente una almohada bajo mi cabeza. A diferencia de Sam que corrió con la fortuna de quedarse con el pequeño sofá de la habitación, yo tuve que conformarme con el no tan agradable suelo.
La chica me seguía molestando desde su posición privilegiada encima de la cama matrimonial, por lo que le arranqué la pajilla y la arrojé lejos. Ella soltó un quejido que interrumpió al escuchar la puerta del baño abrirse. Abby se levantó de inmediato y entró después de que Hannah hubiera salido. Me le quedé mirando por un rato, parpadeando unas cuantas veces; su cabello estaba igual de revoltoso que la vez que ella se quedó a dormir en mi habitación.
Entonces recordé en qué espacio tiempo me encontraba en ese preciso momento.
Hannah centró su atención en mí, tirando de una pequeña sonrisa a la vez que subía a la cama y se acostaba en la orilla del colchón para poder verme desde las alturas, tal y como lo hizo la anterior chica.
—¿Dormiste bien? ¿El piso estaba muy duro? —se burló.
—El piso estaba espléndido, gracias —respondí sarcástico. Ella se rio.
—Por lo menos no tuviste que lidiar con los ronquidos de él por toda la noche…
Seguí su mirada hasta el oso que roncaba como un motor averiado encima del sofá. El cuerpo de Sam estaba desparramado por toda la superficie acolchada conservando la ropa de ayer.
—¿Estará respirando bien? —se cuestionó la castaña.
—Eso creo… —Un gran y ahogado ronquido retumbó en las paredes—. Sí. Eso espero.
Ella seguía preocupada pero desvió su atención hacia mí. Me paralizó con una lenta sonrisa mientras abrazaba con más fuerza la almohada sobre la que estaba.
—¿Qué? —pregunté sin pensar.
—Nada. Sólo pensaba en ayer. Estuviste genial —sonrió aún más.
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The Last Raindrop
FanficLo único que retiene a Sebastian a Pueblo Pelícano es su mamá y sus amigos. ¿Podrá la nueva granjera darle una razón más? Puedes encontrar este fanfiction también en mi cuenta de AO3 bajo el mismo nombre de usuario: JuneonDecember. <3 ~Portada hecha...