El verano.
Una estación del año popular por el receso escolar, el consumo excesivo de helado y la alta temperatura durante los días, lo cual, lo hace ideal para ir a la playa. Las personas suelen amar el verano.
Y yo no lo entiendo.
Los cuerpos sudorosos, pegajosos, en poca ropa y bajo los constantes rayos de sol me parecen incómodos y hasta asquerosos. Mi termómetro interno no es muy bueno lidiando con el calor, por lo que permanezco a salvo en casa hasta que anochezca o llueva. Cualquiera de las dos opciones es buena.
Lamentablemente, y para mí desgracia, mi mamá hoy tuvo la maravillosa idea de sacarme de mi comodidad para lanzarme al ardiente mundo exterior en busca de los ingredientes de la cena de esa noche: Estofado de setas.
Esa mujer no tiene compasión.
Tomé el camino al centro del pueblo junto a Maru, pues antes de iniciar su turno en la clínica, me ayudaría a obtener las cosas marcadas en la lista; pero la única razón por la que estaba soportando especialmente a Maru siendo una sabelotodo, al clima parecido al de un horno y a que mi día iniciara más temprano de lo usual, era debido a que le habían otorgado un reconocimiento a Demetrius gracias a un estudio que realizó en el lago de la montaña, y mi mamá estaba desesperada intentando preparar lo mejor posible ese platillo. No me gustan las setas en general, pero aun en mi disgusto, pude comprender ese sentimiento de querer esforzarse.
Puede que odie al tipo más que al simple hecho de sudar, pero mi mamá era razón suficiente para hacer mi sacrificio.
Y tal vez, muy en el fondo, también quería contribuir un poco.
La campana dio un tintineo al abrirla y sentí un pequeño alivio por al fin estar bajo techo. Pierre's es el tipo de negocio local al que la mayoría del pueblo acude por cercanía, porque si de precios se tratara, la mejor opción sería el supermercado cruzando el río. Hace un par de años que se inauguró y desde entonces, Pierre ha estado como loco intentando mantenerse a flote elevando los precios.
Y por supuesto, eliminando el aire acondicionado de sus gastos.
Las paredes de madera encapsulaban todas las respiraciones acaloradas como si de un horno se tratase. El aire era denso y podía jurar que afuera estaba más fresco que dentro de la tienda. Este tipo de clima me hace querer fumar como loco, pero estaba seguro se que a Calorine no le gustaría que su tienda huela a tabaco.
Me abaniqué a mí mismo con el cuello de mi camiseta de mi banda favorita y Maru le echó un vistazo al pedazo de papel arrugado al que yo llamaba lista de compras.
—Está bien. Mamá necesita: Champiñones, ajo en polvo, café…, una manguera, crema, brea de pino, leche descremada, baterías… ¿el condimento rojo? —su cara se llenó de confusión y volteó a verme—. Sebastian, ¿qué mierda es esto?
—Las baterías son mías —contesté.
Ella suspiró viéndome con decepción y aplanó aún más las pronunciadas arrugas en el papel.
ESTÁS LEYENDO
The Last Raindrop
FanficLo único que retiene a Sebastian a Pueblo Pelícano es su mamá y sus amigos. ¿Podrá la nueva granjera darle una razón más? Puedes encontrar este fanfiction también en mi cuenta de AO3 bajo el mismo nombre de usuario: JuneonDecember. <3 ~Portada hecha...