Al llegar al apartamento, Diana seguía algo débil y mareada. Ante eso, Thomas no dudó en avisar a Lady Danbury que al rato llegó acompañada del doctor Filch. Al llegar, rápidamente comprobó el estado de la violinista bajo la atenta mirada de Thomas y Lady Danbury.
-Ha arriesgado mucho en volver a trabajar, Señorita Evans. -Dijo finalmente el doctor. -Está aún débil y no ha conseguido llegar a un peso normal.
-No podía faltar a la inauguración de la exposición de Somerset. -Respondió algo seria Diana intentando justificarse.
-Me alegro ver que ya no tenga la intención de quedarse encerrada en su habitación, querida. -Intervino esta vez Lady Danbury. -Pero no vuelva a salir de casa hasta que el doctor no considere que puede hacerlo.
-Pero yo ya he... -Empezó a decir la violinista.
-No se preocupe, Milady. -Interrumpió Thomas. -Yo me encargaré de que no vuelva a tomar una decisión que la ponga en riesgo. -Dijo mirando muy serio a su prima.
Al ver la convicción de su primo, Diana solo pudo resignarse a cumplir las recomendaciones del doctor a pesar de que lo único que quería era intentar recuperar su vida normal. Se dio cuenta de que al volver a cumplir con sus compromisos profesionales no pensaba tanto en todo lo que había pasado con su padre, y eso le ayudaba a llevar mejor el luto.
Por ello, a pesar de que intentó salir de casa, su primo se encargó de que descansara durante una semana completa. No obstante, pese a que cada vez descansaba mejor, todas las noches tenía pesadillas en las que veía a su padre, consiguiendo que volviera a llorar y le costara volverse a dormir. Por otro lado, Julia vigilaba que comiera todos los platos que le hacía. Poco a poco fue recuperando su peso normal y se sentía más fuerte. Tal fue así que el doctor finalmente le dijo que estaba recuperada.
Ante esa situación, Diana se levantó al día siguiente más animada. Estaba convencida de salir finalmente de casa para ir a ensayar con sus compañeros e ir a la casa de los Bridgerton para poder darle clase a Francesca. Sin embargo, este último plan le incomodaba un poco por la posibilidad de ver a Benedict. No sabía cómo enfrentarse a la situación si el lord le volvía a insistir en la noche aquella donde se besaron. Asimismo, seguía convencida de no volver a tener ningún tipo de relación con él.
Finalmente, salió de su habitación para desayunar con su primo. Por su parte, Thomas estaba muy feliz. Por fin veía que su prima era la misma que antes. No obstante, seguía preocupado por esa mirada triste que le acompañaba siempre. Era consciente de que en el fondo Diana seguía sufriendo por la muerte de su padre, aunque intentara ocultarlo.
-Te veo muy feliz esta mañana, Diana. -Comentó Thomas mientras su prima se sentaba a la mesa y le daba un sorbo a su té.
-Por fin no podrás obligarme a quedarme encerrada en casa. -Contestó divertida la violinista. -El doctor ya dejó claro que puedo volver a hacer vida normal.
-Lo sé. -Respondió con una leve sonrisa el artista. -Es verdad que estás mejor físicamente. -Hizo una breve pausa. -Pero también sé que todo lo que te ha pasado te ha afectado mucho y que te sigue afectando.
En ese instante, Diana se tensó. No quería hablar del tema. Al ver la reacción de la violinista, Thomas rápidamente volvió a hablar: -Solo quiero decirte que me tienes para lo que necesites. -Dibujó una leve sonrisa.
-Gracias. -Respondió la artista muy seria.
-¿Y qué planes tienes para hoy? -Preguntó el violinista intentando cambiar de tema para animar a su prima.
-Iré a la Casa Bridgerton para volver a darle clases a la Señorita Francesca. -Contestó algo más animada. -Le debo unas cuantas clases. -Soltó bromeando. - Esta tarde iré a la Ópera para ensayar. Tengo que prepararme para los siguientes compromisos.
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APPEARANCES || BENEDICT BRIDGERTON ||
FanfictionTras la renuncia de su plaza en la Academia de Artes, Benedict Bridgerton se encontraba perdido, sin ningún rumbo en su vida. Sin embargo, eso cambiará cuando conozca a una joven violinista recién llegada de Génova que guarda un gran secreto.