Capítulo 10. Vuelve a la Academia.

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Esta noche Diana volvería a tocar en la Ópera de Londres y Benedict iría a verla al palco de su familia. Pero esta vez iba a ser diferente. El lord tenía planeado darle una sorpresa a su amiga. Por ello, a pesar de que faltaban aún varias horas para el recital, Benedict se fue al teatro. Tras un buen rato, finalmente llegó a la puerta trasera del mismo, consiguiendo que le dejaran entrar. Durante varios minutos recorrió los pasillos que llevaban hasta los camerinos de los músicos. Al llegar al camerino del final, llamó a la puerta.

-¡Pasa! -Dijo Diana desde dentro.

Benedict entró al camerino viendo como su amiga estaba sentada dándole la espalda y revisando unas partituras.

-¿Has podido traerme algo de comer, Thomas? -Preguntó la violinista sin ser consciente de quien era realmente. -Ya sabes que, por los nervios previos al concierto, necesito comer dulce.

El lord al escuchar esas palabras solamente se rio en silencio y no contestó. Le divertía mucho que su amiga no se hubiera dado cuenta de quien había entrado y tenía curiosidad hasta donde podía llegar. Por su parte, Diana seguía concentrada repasando las partituras, aunque le extrañaba que su primo no hablara.

-Thomas, ¿estás bien? -Volvió a hablar la violinista sin dejar de mirar sus partituras.

Pero Benedict seguía sin hablar. Solamente miraba a su amiga con una mirada divertida. Estaba deseando verle la cara cuando se diera la vuelta y descubriera la realidad.

-Thomas, ¿te pas...-Dijo la violinista mientras se giraba. Al comprobar que era su amigo se quedó sorprendida sin saber muy bien qué decir. -Benedict, ¿qué haces aquí?

El lord no dudó en reírse al ver la reacción de su amiga. -Quería desearte suerte antes del recital. -Comentó.

-¿Pero cómo has llegado aquí? -Siguió preguntando extrañada.

-Yo también me hice amigo de los tramoyistas. -Explicó el lord divertido. -Y siento decirte que no te he traído nada dulce.

Diana soltó una leve sonrisa y se levantó para saludar a su amigo. -Siéntate si quieres. -Ofreció mientras le señalaba un pequeño sofá que se encontraba en un rincón del camerino.

Benedict se sentó y quedó mirando a su amiga. -Asi que... ¿te pones nerviosa antes de un concierto? Yo pensaba que la discípula del gran Paganini ya estaría acostumbrada a todo esto. -Bromeó.

-Si tú sintieras lo que significa que cientos de personas te estén mirando, entenderías la situación. -Contestó la artista. -Pero como eres un cobarde y no te atreves a hacerlo. -Siguió con la broma.

-No sé tocar el violín. -Respondió ligeramente nervioso Benedict.

-No pensabas eso cuando me decías hace unos días que te cambiabas por mí para librarte de las estrategias casamenteras de tu madre-Comentó divertida la Diana.

-Qué cruel es usted, Señorita Evans. -Respondió haciéndose el indignado.

Ambos se rieron ante el último comentario. -¿Y a qué has venido? -Preguntó finalmente la violinista.

-Ya te dije que te vendría a ver a este concierto. -Respondió Benedict.

-Lo sé. -Dijo Diana. -Pero aún quedan 2 horas. Has venido un poco pronto, ¿no crees?

-Es que quería proponerte algo. -Dijo algo tímido Benedict.

-¿El qué? -Preguntó sorprendida la violinista. -¿Al final te atreves a tocar en el escenario?

-No, no. -Respondió rápidamente y nervioso el lord. -Quería saber si después del concierto, estas libre... -Comentó.

-Sabes que siempre vamos luego a la casa de Lord Granville. -Explicó la violinista algo extrañada. -Pero quitando eso, no tengo ningún compromiso más. ¿Por qué me preguntas?

APPEARANCES || BENEDICT BRIDGERTON ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora