-¡Está preciosa, Duquesa! -Comentó la Señora Hall mientras terminaba de arreglar el peinado a la joven.
Sin embargo, Diana no respondió. Era el primer baile al que iba a asistir como miembro de la aristocracia y estaba aterrada. Estaba completamente segura de que esta noche no dejarían de mirarla y de comentar a sus espaldas, además de que seguramente se encontraría con su madrastra y su hija pues habían sido invitadas. Además, no podía dejar de pensar en su padre. En el fondo le hubiera gustado que él estuviera a su lado en esta extraña presentación ante la sociedad.
-¿Señorita Diana? -Volvió a hablar la criada.
-¿Si? -Respondió finalmente la Duquesa saliendo de sus pensamientos.
-Le decía que le queda muy bien el vestido. -Volvió a hablar la Señora Hall. -La Reina escogió una tela muy bonita y Madame Delacroix ha hecho un gran trabajo.
-Sí... -Habló Diana sin decir nada más.
-¿Se encuentra bien, Milady? -Cuestionó la mayor algo preocupada.
-Si, por supuesto. -Respondió la joven intentando aparentar normalidad. -¿Cómo voy a estar mal si voy a un baile? Se supone que es algo divertido...
-Su cara muestra lo contrario. -Comentó la Señora Hall con una leve sonrisa. Entonces obligó a la joven a que la mirara a ella y no al espejo. -Señorita Diana, sé que tiene miedo por cómo va a reaccionar la sociedad. Pero no debe preocuparse... -Volvió a hablar. -Tiene el apoyo de la Reina, y los Bridgerton tambien quieren ayudarla.
-No es tan fácil, Señora Hall. -Respondió la Duquesa nerviosa, intentando no llorar.
-Le gustaría que su padre estuviera aquí, ¿verdad? -Habló finalmente la criada.
-Sí. -Contestó Diana. - Si él pudiera acompañarme, todo sería más fácil.
-Es verdad que todo sería más sencillo y que su padre hubiese disfrutado con esto. -Volvió a hablar la Señora Hall. -Pero usted no necesita la ayuda de nadie. Es una joven fuerte que siempre ha luchado por sus sueños y por lo que creía que era justo. -Hizo una pausa. -Estoy convencida de que va a deslumbrar a todo el mundo.
-Gracias. -Respondió finalmente para después darle un abrazo. -Gracias por esto y por haber vuelto a mi vida. Todos estos años la extrañé muchísimo.
-Yo también, Señorita Diana. -Volvió a hablar la Señora Hall. -Y ahora centrémonos en el presente. En pocos minutos llegará el carruaje de la Reina y tiene que estar perfecta.
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La Duquesa de Grafton se encontraba en su despacho esperando a que llegara el carruaje real a buscarla. Aparte de los nervios, se sentía bastante incómoda con el vestido y el peinado que llevaba. No estaba acostumbrada a llevar una tiara ni ese tipo de recogidos.
-Lady Diana, el carruaje ya llegó. -Habló de pronto el Señor Farnon al entrar al despacho.
Diana simplemente se levantó de su asiento para llegar hasta la entrada. Allí se encontraba Brimsley, la mano derecha de la Reina.
-Duquesa. -Dijo el criado. -Su Majestad la espera en el carruaje.
-Pues no hagamos que espere más tiempo. -Comentó Diana mientras se dirigía hacia la puerta.
-Que disfrute, Milady. -Se despidió el Señor Farnon consiguiendo una leve sonrisa de la Duquesa.
Segundos después, la joven se subió al carruaje colocándose de frente a la Reina y al lado de Brimsley. El carruaje empezó a avanzar sin que nadie pronunciara ninguna palabra. Diana aun no sabía muy bien cómo comportarse ante la monarca, mientras que Su Majestad no dejaba de observar a la hija del que fue su gran amigo y sonreír al verla tan nerviosa.
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APPEARANCES || BENEDICT BRIDGERTON ||
FanficTras la renuncia de su plaza en la Academia de Artes, Benedict Bridgerton se encontraba perdido, sin ningún rumbo en su vida. Sin embargo, eso cambiará cuando conozca a una joven violinista recién llegada de Génova que guarda un gran secreto.