Capítulo 32. Venganza.

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Llegó un nuevo día en Londres. Poco a poco empezó a entrar la luz por las ventanas de la habitación de Diana. Por ello, a los pocos segundos, la joven se despertó y sonrió al recordar lo que había pasado hace unas horas con Benedict. Estaba deseando reunirse cuanto antes para comunicar a los Bridgerton que finalmente se iba a casar.

Después de varios minutos imaginando y planificando su vida junto a su novio, se dio cuenta de que ya había pasado la hora en la que la Señora Hall venía a despertarla. No obstante, no le dio ninguna importancia y se levantó finalmente. Tras vestirse y prepararse salió de la habitación. Al llegar a la planta baja, se sorprendió al ver a los criados algo nerviosos saliendo y entrando de la mansión.

-Buenos días, Lady Diana. -Habló de repente el Señor Farnon algo serio.

-Buenos días, Farnon. -Respondió la Duquesa con una gran sonrisa. -¿Está bien la Señora Hall? No ha venido a despertarme.

-Sí, sí... no se preocupe. -Contestó el mayordomo. -Simplemente no habrá sido consciente de la hora. ¿Qué tal en el baile? -Cuestionó intentando cambiar de tema.

-Si ya le dije que volví antes porque no había nada interesante. -Comentó la joven algo extrañada. No era normal el comportamiento de su amigo. -¿Seguro que va todo bien?

-Por supuesto, Milady. -Aseguró el criado. -¿Por qué no va al comedor? Avisaré para que le sirvan el desayuno.

Diana asintió para después dirigirse al comedor. Sin embargo, se fijó en que uno de los jardineros entraba por la puerta principal llevando consigo un cubo y productos de limpieza. Esto le extrañó profundamente, por lo que cambió su rumbo hacia el criado, consiguiendo que el Señor Farnon se tensara.

-Lady Diana, ¿no iba al comedor? -Habló otra vez algo nervioso.

-Sí... -Respondió la Duquesa. -Pero no entiendo que hace el jardinero con un cubo y jabón.

-Habrá ensuciado el suelo con la tierra. -Comentó el mayordomo. -Vaya al comedor, por favor. -Insistió.

En ese instante la joven estaba segura de que estaba ocurriendo algo en la casa y que estaban intentando ocultárselo. Entonces miró fijamente al Señor Farnon. -Dígame que está pasando. -Pidió algo seria.

-No ha pas...-Empezó a hablar el mayordomo.

-No intente mentirme. -Interrumpió la Duquesa. -Esta mañana la Señora Hall no vino a despertarme. Cuando he bajado no ha sido capaz de darme una razón para eso e insiste mucho en que vaya al comedor. -Hizo una pausa. -Los criados están nerviosos y no paran de andar de un lado para otro.

-Está bien, Lady Diana. -Dijo el criado. -Esta mañana ha aparecido un mensaje pintado en los muros de la entrada de la casa. -Explicó. -No queríamos que se levantara hasta que estuviera todo limpio.

-¿Qué decía el mensaje? -Cuestionó Diana muy seria y algo tensa.

-Ya está borrado, así que no es importante. -Respondió el Señor Farnon intentando desviar el tema.

-¿Qué decía el mensaje? -Insistió la joven.

-La nueva Duquesa es una bastarda y una ramera. -Dijo finalmente el mayordomo.

Al escuchar esas palabras, Diana se tensó. ¿Alguien habría visto a Benedict subir a su habitación y por eso escribió eso? ¿Lo habría visto mucha gente? ¿Habrán escrito tambien en la Casa Bridgerton? No obstante, se acordó de pronto en la conversación que había tenido con la Señora Bingley. ¿Esto formaría parte de su plan? Al no dejar de plantearse esas preguntas, empezó a sentir como le volvían a temblar las manos fruto del miedo y la inseguridad.

APPEARANCES || BENEDICT BRIDGERTON ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora