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Gala

Me encantaba lo que se está formando entre nosotros. Me gusta poder quedarme con la cabeza apoyada en su pecho y estar tranquilos. Solo los dos.

-Te veo más tranquila desde que estamos aquí... -tomó mi cara entre sus manos, el calor que me dieron las mismas me hizo cerrar los ojos.

-Lo sé.

-¿Había algo que te estresaba?

-No... que va. Pero ya te dije que conecto mucho con la naturaleza y me relajo mucho más que en la ciudad.

-Ya veo...

Sus pulgares empezaron a acariciar mis pómulos. Y yo escondí la cara entre su hombro y su cuello. Me abrazó, y me dejó un suave beso en mi hombro.

-¿Y si salimos? tengo hambre.

-¿A dónde?

-De la bañera, tonto.

-Ah, coño. Vamos.

Se levantó él primero. Me quedé sin aire cuando lo vi. Tan masculino. Tan él. Me encantaría saber... muchas cosas. Sobre todo con él en mi cama. Se enrolló una toalla en la cadera, y me esperó a mí. Aún caían gotas por su piel, le quedaban escandalosamente sexis. Destapé la bañera, y por alguna razón, sin tener la vergüenza que me suele dar enseñar mi cuerpo, salí de la bañera tranquilamente.

-¿Estás?

-Pásame la toalla.

Me pasó la que tenía al lado, y me la enrollé en el cuerpo. Me senté en el lavamanos.

-¿Qué haces? ¿No íbamos a salir?

-¿Salir?

-A comer, tenías hambre. Y teníamos que pedir la pizza.

-Ah sí, ahora iremos. Yo estoy bien.

-Te espero fuera.

Salió, dejándome una vista plena y preciosa de su espalda. Dios... ¿Qué iba a hacer yo con este hombre? Está buenísimo. Suspiré y fui a la habitación a ponerme un poco mona, no quería ir en chándal. En cambio él se lo pasó por el forro. Iba guapo igual.

-Qué guapa -me mira de arriba a abajo.

-No puedo decir lo mismo.

-Ya lo sé. ¿Y?

-Das asco.

-¿Eh?

-Vas en chándal y aún así, eres y estás guapo.

-Voy hecho una piltrafa, qué dices.

-No sé.

-Bueno, ¿pedimos?

-Claro. Carbonara.

-Bof.

Le guiñé un ojo y me senté en el sofá. Él puso su mano en mi muslo mientras abría el móvil para llamar y pedir. Me encantaban los tíos masculinos, y él lo era de pies a cabeza. Manos grandes, y peludas, dedos anchos... y las venas, bien marcadas. Joder, está tremendo.

-Me pone nervioso que me mires así.

-Te estaba mirando la mano.

-Ah.

Le saqué la lengua. Él hace lo mismo. Nos miramos serios... hasta que estallamos en risas.

-Retrasada -se ríe.

-Tú.

-También.

-Dios... Estoy chof.

-Pues cenamos y a dormir... yo tengo sueño ya.

-¿Ponemos una peli mientras cenamos?

-¿Cuál?

-Me da igual.

-Ehhh... No sé, no veo pelis. No me da tiempo.

-Pues... After.

-¿Esa cual es?

-Es una saga de libros hecha a la pantalla. Romance erótico.

-Ah.

-¿La pongo?

-Vale.

Entré en mi cuenta de Amazon Prime y la puse mientras esperábamos la llegada de las pizzas.

-¿De qué va?

-Toma.

Le paso el móvil para que lea la sinopsis. Se pasó un minuto así y asintió.

-Vale.

La pongo. Y a principios de peli sonó el timbre, fui a recogerlas, y a pagar. Me gustaba invitar.

-¿Puedes dejar de pagar? Me siento mal luego.

-Eres muy lento.

Puse ambas pizzas en la mesa y abrí la mía. Ya venían cortadas. Nos pusimos a comer mientras veíamos esa peli. Parecía que le estaba gustando.

-Tiene un poco cara de gilipollas el tío.

-Está buenísimo, calla.

-Le sigo viendo cara tonto.

-Como tú.

-Yo soy más guapo.

-Discutible.

-Ala.

-Es broma..

-No, no, ya está... liatelo, cásate con él, sed felices.

-Pues... ojalá.

-Es como casarse con Hamilton, que asco.

-Bueno.

-No, si ya sé que tú encantada.

-No te creas.

Él me mira.

-Dime que no soy el único que cree que es gilipollas...

-A ver... a mí me cae bien, pero no me casaría con él ni aunque me paguen.

-Normal.

-Se te ha quedado el queso colgando.

Se relamió. Me quedé embobada.

-En serio, cuando te quedas mirándome así no se qué pensar.

-Perdón.

-No es porque me moleste, pero es que si te vieras...

-A saber.

-Un día te grabo. Como a Leclerc.

-Te pego.

-Como él hizo cuando lo grabé.

-Calla y come.

Pegó un tremendo bocado. Creo que se comió más de medio trozo. Yo solo comí cuatro trozos y no me entró más. Así que me acomodé en el sofá, mientras él, iba pimplando. Acabó metiéndose también lo que me sobró. Y yo, me estaba quedando dormida en el sofá. Al final, sí que me dormí, hasta que noté que unos brazos me levantaban, era Carlos, que me estaba llevando a la cama. Una vez toqué la cama abrí los ojos.

-Hola.

-Mmmmm... -remugué.

-Vaaale... -se tumbó a mi lado. Y sin saber por qué, lo abracé. Él hizo lo mismo, rodeó sus brazos en mi. Dejé un suave beso en su cuello y me volví a dormir.

𝒕𝒖, 𝒚𝒐, 𝒚 𝒐𝒕𝒓𝒐𝒔 𝒄𝒊𝒓𝒄𝒖𝒊𝒕𝒐𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒖𝒃𝒓𝒊𝒓 [FIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora