𝒕𝒖, 𝒚𝒐, 𝒚 𝒐𝒕𝒓𝒐𝒔 𝒄𝒊𝒓𝒄𝒖𝒊𝒕𝒐𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒖𝒃𝒓𝒊𝒓 [FIN]

36-Final

Gala

Llevaba tres días sin Carlos y lo echaba de menos. Charles venía cada día, pero yo quería a mi marido. Lo haría siempre.

–¿Y esa carita? –puso su mano en mi mejilla.

–Lo echo de menos.

–¿Por qué no lo llamas?

–Está con sus amigos.

–Y yo también y he venido a verte, no es excusa…

–Bueno.

–Venga, no estés con esa cara –dio un beso en mi otra mejilla y se sentó conmigo en el sofá.

–¿Te quedas a dormir?

–A eso vengo –me sonríe.

–Genial.

Me encantaba estar con Charles. Me trataba siempre como una reina. Era el mejor amigo que había podido elegir junto a mi mejor amiga.

–¿Cómo llevas al peque? –miró mi panza.

–Bastante bien.

–¿Qué quieres que sea?

–Niña.

–Espero que sea tan preciosa cómo tú si es así.

–Ay –sonreí.

Me sonríe también. Me encantaba su sonrisa. Dejó un beso en mi mejilla, y apoyó su cabeza en mi hombro. A veces, pensaba en si él seguía sintiendo algo por mi a pesar de estar casada con su amigo. Y otras veces prefería no preguntar por no hacer nada incómodo.

–¿En qué piensas? –susurró.

–No, en nada.

–¿Seguro?

–Sí.

Él me mira a los ojos, sigue sin creerme.

–En nadaaa.

–Mentirosa.

–Joder.

–Dímelo, anda…

–Si aún estás enamorado de mí.

–¡Claro que no! –él sí que es un mentiroso.

–¿Quién miente ahora?

–¿Hm? No te estoy mintiendo…

–Siii…

–Te lo digo en serio…

–Ajam.

–Pues no me creas.

–No.

–¿No me crees? Vale. Qué poco confías en mí…

–Si te beso me sigues el beso sin pensar.

–Mentira.

–Sí, sí.

–Bah –se separó de mí–. Me voy entonces.

–Pues adiós.

Se levantó y se fue hacia la puerta. Sé que no se irá, no es tan tonto. Por lo que me puse a reír. Hasta que oí la puerta.

–Adiós, adiós.

3… 2… 1…

Apareció por la ventana y tocó, señalando la puerta para que le abra.

–No sé puede ser más gilipollas que tu, chico –abrí la puerta riendo.

–Un gilipollas al que quieres mucho –sonríe inocentemente.