21

59 2 0
                                        

Charles

¿Cómo explico que mi mejor amiga… en mi corazón ya no es mi mejor amiga? Sí, estaba hablando de Gala. ¿Y cómo me di cuenta? En las siguientes carreras que hubo desde de esta, estuvimos pasando mucho tiempo juntos, y mi corazón decidió que tenía que enamorarme de ella. Y esto era un problema de los grandes. Esto no tenía que ir así, yo tendría que haber encontrado a otra mujer, no ella. No la de mi mejor amigo.

En el avión viaje hacia Italia, me tocó con ella. Que bien… Traté de ignorarla, pero era lo peor que podía hacer ahora, no había razones para ignorarla.

–¡Charles!

–¿Si? Perdón, estaba pensando.

–Ah vale. No, no era nada. Es que te habías quedado mirando a la ventana.

–Ah, ya. ¿Cuánto queda para Italia?

–Una hora.

Una hora con ella al lado… de puta madre.

–Esta es mi última carrera con vosotros.

–¿Qué? No. No, no, no…

–Ya…

–Te voy a echar mucho de menos.

–¿Ah sii? –le brillaron los ojitos. No, no me hagas esto…

Sonreí enternecido y la rodeé con mi brazo, dejando un beso en su mejilla.

–Yo también.

–Nos volveremos a ver. 

–Pues eso está claro.

–Sí…

–En unos meses, pero sí.

–Te quiero, rubia.

—Aiiixxxx, y yo.

Lo que ella no sabía era que ese "I love you" no significaba te quiero.

–A ver si en esta carrera tenéis suerte.

–Ojalá…

Me sonrió y besó mi mejilla para después quedarse en mi hombro. Me ponía nervioso, me aceleraba el pulso, y yo… No, no joder. Esto no está bien…

Se quedó dormida en mi hombro, y para cuándo aterrizamos, seguía durmiendo. Me daba pena despertarla. Todos íbamos saliendo, pero Carlos se quedó en el pasillo a mi lado mirándola con una cara de enamorado.

–Despiertala –me dijo.

Moví el hombro, despertandola. Él tenía el privilegio de despertarla a besos, y yo… de esta manera.

–Mmmmm…

–Despierta, preciosa.

–¿Hemos llegado?

–Sí.

Abrió los ojos y me miró. Vaya cara de dormida.

–Estamos en Italia.

–Ya, ya… –se levantó y me miró, esperaba que yo me fuera para no tener que pasar por encima mío.

Me levanté y me puse junto a Carlos, y ella al levantarse fue directo a por él. Se tiró a sus brazos y se dejó caer en su pecho. Tenía un sueño… se le notaba. Porque siempre hacía eso con ambos cuando tenía sueño.

–Vamos y duermes en el hotel…

Asintió y pasó por delante de nosotros. Fuimos tras ella. Carlos se la llevó en su coche, y yo me fui solo en el mío.

Carlos

Ya llevábamos juntos casi un mes. Y no podíamos estar más enamorados. mutuamente. Y ahora, en dos días me tocaba despedirme de ella, y no quería. Si tan solo pudiera alargar esto un par de días más… Pero bueno, tocaba y punto. Tampoco podíamos estar cada día juntos, teníamos que saber estar
sin él otro. Pero después de varios meses juntos iba a ser difícil. Ella era el amor de mi vida, y nadie quiere estar separado del amor de su vida.

𝒕𝒖, 𝒚𝒐, 𝒚 𝒐𝒕𝒓𝒐𝒔 𝒄𝒊𝒓𝒄𝒖𝒊𝒕𝒐𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒖𝒃𝒓𝒊𝒓 [FIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora