16

61 3 0
                                    

Gala

Guau. Estaba… flipando. Había pasado. Y no solo un beso. Ahora lo tenía sobre mi cuerpo tumbado, relajado, mientras yo le acariciaba la espalda y el pelo.

–Eres perfecta.

–Ay…

Dejó un beso en mi cuello, y se quedó ahí, tranquilo. Nos quedamos dormidos, cuando me desperté, él seguía ahí, solo que se estaba vistiendo. Yo remugué y me moví por la cama buscando su aroma, su calor. Cosa que conseguí cuando se acercó a besarme.

–Ven –tiré de él a la cama.

–Me han llamado, tengo que ir…

–Joooo –lo abracé.

–Venga, luego te llamo, te lo prometo –me besa.

–Vaale… –lo vuelvo a besar.

Se separó de mí con otro beso y se fue. Me quedé sola en su habitación. ¿Y ahora qué hago aquí sola? Supongo que podría preparar la maleta, mañana tengo que coger un vuelo… Peero, en ese momento entró Charles.

–Uy, hola. ¿Cómo ha ido?

–Holaa. Bien, ¿tú?

–Genial… ¿Ha pasado algo? –me mira pícaro.

–Sí.

–Lo sabía. ¿Y qué tal?

–Bastante bien –sonreí.

–¿Lo hace bien?

–Sí, sí.

–Guay. ¿Sabes a dónde se iba? A mí me ha dicho que lo han llamado. Y me tendrían que haber llamado a mi tam… –le sonó el móvil–. Ah. Bueno.

–Tira, anda.

–¿Y mi abrazo?

–Me da pereza moverme.

Hizo un puchero.

–Ven –me siento y abro los brazos, él se acercó y me abrazó fuerte. Daba los mejores abrazos del mundo–. ¿Qué tal la noche?

–Bien, me he despertado solo…

–Hostia.

–No es la primera vez que me pasa, pero las tías no sois las únicas que os sentís usadas después. En fin… Si aún estás cuando vuelva, te cuento –me abrazó un poco más fuerte, y se fue.

Me vestí y fui a buscar a Estela, pero me encontré con… ¿Lando? Sí, ese.

–Anda, hola –me sonríe.

–Buenas –sonrío adormilada.

–Uy que sueño llevas… –se ríe–. He oído mucho de ti.

–Sí, hace nada que me he despertado –reí–. ¿El qué?

–Los de Ferrari, cuando Carlos le clava el ojo a una, no hay quien los saque de ahí. Lo conozco bien, nunca ha estado tan… es como si le hubieran amarrado o algo.

–Uy…

–¿Uy? –alzó las cejas.

–No sé, Carlos y yo hemos compartido cosas… pero no más de ahí.

–Si pues… A ver, yo le entiendo, eres preciosa. Yo creo que lo has enamorado, pero igual son cosas mías.

–Pues gracias por el cumplido –sonreí.

–De nada –me devolvió la sonrisa. Qué majo…–. ¿Vas a venir al próximo GP?

–Sí, claro –asiente.

𝒕𝒖, 𝒚𝒐, 𝒚 𝒐𝒕𝒓𝒐𝒔 𝒄𝒊𝒓𝒄𝒖𝒊𝒕𝒐𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒖𝒃𝒓𝒊𝒓 [FIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora