28

29 1 0
                                    

Carlos

Estaba solo ahora mismo. Bueno, me quedaba Alonso, que lo que hace es recordarme lo gilipollas que soy.

-Gilipollas.

-Lo sé... ya me lo has dicho tres veces esta mañana.

-Pendejo -el otro.

-Sergio, tú te callas.

-Te callas tú, que has perdido a una tía increíble por subnormal.

-Es que si no fuera porque la cagas en cuanto abres la boca...

-Bueno, ya vale, ¿no?

-No -dijeron todos.

-¡Venga ya! ¡Si vosotros no sabéis ni lo que me están diciendo!

-Pero sabemos lo que ha pasado -añade Checo.

-Aaaaand, we know how dumb are you -añade Lando. Ruedo los ojos.

-Vale, ok. La he cagado. ¿Me vais a dar algún consejo o preferís seguir machacándome?

-Habla con ella y pídele perdón.. Reza para que te perdone.

-Sí, reza, porque ese quieto no se va a quedar... -Alonso le echó una mirada a Leclerc.

-Lo mato como haga algo.

-Pues... yo escuché como hablaron -añade Checo. Lo miré pidiendo más información-. Ah, veinte euros y hablamos.

-Sudaca tenías que ser... HABLA.

-VALE, PUÑETAS. Le habló de que como estaba, que escuchó gritos de tu cuarto y quiso saber, y que si "ay, mi amor no es tu culpa". Y NO LO ERA CARNAL, NO ERA SU CULPA, IMBÉCIL -me dio en toda la cara con su gorra.

-Ayyyy, cuidado.

-Mira, parece como si no te importara, y si tú no pones de tu parte yo menos de la mía.

-Sí me importa.

-¡Pues ya te estás arrastrando para que te perdone porque la cagada es tuya!

-Sí...

-No se cómo coño pude fijarme en ti... ¡¿Y cómo coño se fijó ella en ti, listo?! Qué eres todo fachada, y por dentro no te quieres ni tú -y zasca de Alonso.

Lo miré como el culo y me fui de ahí a llamarla, pero no me lo cogió. Oí a Charles a lo lejos hablar con alguien y por la sonrisa sabía que era ella. Y él dijo que se veían la semana que viene. Joder. ¿A él le han adelantado los días libres? Hijos de puta...

Gala

En cuanto Charles pisó Madrid y lo vi salir del aeropuerto fui a sus brazos y lloré como una mocosa. Seguía bastante mal por todo. Él no dejó de abrazarme hasta que dejé de llorar.

-No me sueltes.

-No te suelto...

Seguí abrazándolo con fuerza, ahí en medio del aparcamiento del aeropuerto, pero me daba igual. Necesitaba cariño humano.

-Vamos a tu casa y ahí ya hacemos lo que quieras, piensa que la prensa me cruje como me vea...

Asentí limpiándome las lágrimas y fuimos a mi coche. Nos fuimos a mi casa. Cuando entramos él no dejó de abrazarme en ningún momento. Yo no quería que dejara de hacerlo. Dejó algunos besos en mi cabeza y mi mejilla, se llevó algunas lágrimas en sus labios, mientras su mano acariciaba mi pelo.

-Menos mal que has venido.

-He rogado que me cambien el puente para poder verte.

-Se me cae todo encima, Charles.

𝒕𝒖, 𝒚𝒐, 𝒚 𝒐𝒕𝒓𝒐𝒔 𝒄𝒊𝒓𝒄𝒖𝒊𝒕𝒐𝒔 𝒑𝒐𝒓 𝒅𝒆𝒔𝒄𝒖𝒃𝒓𝒊𝒓 [FIN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora