05 de octubre de 2004
Después que Storm saliera con vida de aquella catástrofe meteorológica todos en la ciudad murmuraban, los rumores se habían propagado, la gente sospechaba que Storm era una Extinta, aun cuando no había pruebas. La niña sabía que no la habían arrestado gracias a que nadie podía confirmarlo con seguridad, aunque estuvo segura que si su padre no fuera un hombre con una posición social y profesional importante se hubieran saltado este hecho para hacerle pruebas que demostraran que ella era lo que la gente sospechaba.
A pesar de que Storm se sentía muy asustada por los rumores, la que parecía más afectada por ellos era Margaret, la mujer odiaba que se haya esparcido la sospecha sobre que ella tenía un Extinto en su familia, si la sospecha se convirtiera en una verdad podría volver a su familia en una paria, arrojándolos a la desgracia. La mujer se sentía avergonzada y molesta, al punto de que la palabra "Extinto" ya no podía ser pronunciada en la casa. La opinión popular era algo muy importante para ella, y ser el centro de los rumores la enloquecía, al punto que incluso muchos de sus "amigos" se habían alejado de ella.
Con el tiempo los rumores fueron decayendo, la noticia perdió fuerza y al final ya nadie hablaba sobre el tema, e incluso se fue olvidando. Nadie tenía pruebas, por lo que fue fructuoso que Margaret convenciera a las personas de que su hija sobrevivió gracias a su suerte y nada más. Aunque la niña después de años del acontecimiento podía sentir las miradas de algunos ojos llenos de recelo y sospecha.
Por más que Margaret Novak negaba rotundamente que su hija era una Extinta, Storm sabía que ella la había visto salir del agua, pero nunca hizo la pregunta, nunca la interrogó al respecto y, muy dentro suyo, Storm sabía que Margaret sabia la verdad. En cambio, su padre parecía indiferente al hecho, el hombre actuaba como si tal cosa le resultaba irrelevante, y la niña sospechaba que aquella actitud venia de la mano del hecho de que el hombre siempre la subestimaba. Aun cuando ella discutía defendiendo su forma de pensar el hombre desechaba sus opiniones como si fuera simple inocencia y sueños de una niña ignorante.
El mayor espectáculo a la hora de acusarla de Extinta fue durante una de las usuales reuniones familiares que se llevaban a cabo en la mansión Novak, Gale le dijo que ella era una Extinta asquerosa frente a todo el mundo. La muchacha nunca se olvidaría de la expresión furiosa y avergonzada que había puesto su madre, jamás la había visto perder su compostura en público como ese día. Su furia fue tan grande que obligó a su propia hermana y a Gale a abandonar el edificio, diciendo que quien acuse injustamente a su hija de ser una Extinta jamás volvería a pisar su casa.
Storm sabía que toda esa fachada de madre defendiendo a su hija era realmente su forma de crear nuevos chismes, donde la niña era acusada injustamente y el resto eran los villanos. Y para sorpresa de la muchacha su madre tuvo éxito. Nadie volvió a acusarla de ser Extinta, por lo menos no en su cara.
Cuando los rumores habían cesado y todo volvió a la normalidad Storm sintió una mayor libertad para escabullirse todas las mañanas de vuelta al mar. Se volvió cotidiano, se levantaba tan temprano que ni siquiera su padre se había despertado para ir a trabajar, la oscuridad inundaba las calles y el mar no era iluminado más que por una fina línea naranja, el indicio de que el sol estaba por elevarse en el horizonte.
Tras comenzar a experimentar con sus habilidades había comprendido que en ese momento el agua parecía ser una extensión de su cuerpo, seguía sus movimientos como si fueran una figura homogénea, siendo ella una porción más del agua. Podía surcar olas y derribarlas con simples impulsos de poder, sus movimientos eran casi instintivos, ordenes silenciosas de como quería que el mar se moviera, logrando controlar grandes porciones de agua sin problemas.
Respirar bajo el agua siempre era doloroso, obligar a sus pulmones a soltar todo el aire que contenían hasta el momento en que su cuerpo comenzaba a usar sus habilidades para respirar de forma molecular, era difícil, por lo que usualmente no lo hacía, simplemente se impulsaba por el agua, probando nuevos trucos y juegos con sus poderes. Solía elegir lugares aislados, incluso peligrosos, para asegurarse de que nadie la viera, por lo que solía jugar con las grandes rocas que sobresalían del nivel del mar como grandes picos.
Había aprendido a esquivarlas e incluso atacarlas con agua, se le hacía entretenido fingir carreras de obstáculos con ellas, y, aun así, muchas veces no había podido evitar darse varios golpes debido a que al comienzo era pésima en el juego. Las horas le pasaban volando, incluso se había llevado innumerables reprimendas por parte de su madre ya que terminaba llegando tarde a clases, por lo que se había memorizado la posición del sol para saber en qué momento tenía que salir del agua y regresar.
Flotaba en el agua con los auriculares puestos, la música que su tía le había regalado resonaba en sus oídos mientras apreciaba el color azul intenso del cielo. La mañana de primavera era cálida y su piel se bronceaba con facilidad. Se había agotado de jugar con el agua teniendo un momento casi reflexivo de su día.
Era extraño como esa música la transportaba. Las olas eran suaves, arrastrándola a un sitio recóndito del océano, al punto que la playa se veía lejana, como una fina línea. Muchas veces sus mañanas comenzaban así, la música acelerada era relajante para ella, y el agua debajo de ella le entregaba una sensación reconfortante, como si aquel fuera su único sitio en el mundo. Hasta que notó el sol en posición.
Tenía que regresar.
Siendo impulsada por sus poderes cruzó el tramo de agua hasta la orilla del mar con una rapidez imposible para un humano normal. Cuando usaba sus habilidades no podía evitar sonreír con emoción al sentir la adrenalina. Era su naturaleza, parte de ella, y usarlas la llenaba como persona, pensamientos que no comprendía, pero tampoco cuestionaba.
Una vez en la playa miró detrás de ella un momento, el sol se elevaba sobre el horizonte. La mañana era calma y cálida y por un momento allí, observando el basto océano se sintió feliz. A veces se lamentaba por que aquellos momentos eran los únicos que la hacían sentir completa, siempre deseaba poder compartirlo con sus amigos y familia. Pero aquel momento siempre seria suyo, nadie más podía vivirlo con ella.
Entró a la casa a tiempo que su padre bajaba las escaleras. Storm se había colocado una sudadera larga por en sima del bikini y se había colocado la toalla en su cabello como si acabara de darse un baño, a pesar de no haber entrado a la ducha todavía. La cocina estaba silenciosa, ella siempre se había preguntado por qué su padre nunca les había ordenado a los cocineros que llegaran a horario para prepararle el desayuno. En su lugar el hombre se acercaba a la cafetera automática y se servía una taza de café negro.
—Buenos días Padre —Saludó la niña mientras se acercaba a las alacenas y sacaba pan para tostar.
—Buenos días Storm—Respondió el hombre con voz áspera.
—¿Quiere que le prepare el desayuno? —Se ofreció calmadamente la muchacha.
—No es necesario.
No era muy unida a su padre, el hombre era hosco y poco cariñoso, y aun así esas mañanas tranquilas después de salir a nadar se habían vuelto algo cotidiano, y de alguna forma se habían convertido en un momento de padre e hija, aunque sonara tonto al ser un simple intercambio de palabras cortas y luego sentarse a desayunar en silencio. Pero poco le importaba a ella el distante contacto, la simple compañía le parecía algo más que íntimo, por lo menos comparado al resto de los escasos momentos que compartía cotidianamente con el hombre.
Tras tomar su café hasta la mitad el hombre se levantó junto a su taza y salió por la puerta despidiéndose rápidamente de su hija. Ella sonrió, su padre era un hombre ocupado, aun así, aunque solo pudiera tomar la mitad de su taza junto a ella se quedaba todo el tiempo que podía. Y eso, no lo cambiaría por nada.
Storm tomó las dos tostadas que quedaban en suplato y metiéndose una en la boca subió corriendo las escaleras, apurándosepara poder darse una ducha rápida antes de tener que salir al colegio junto asus hermanos. Encendió su estéreo una vez en su cuarto y dejó una de lastostadas sobre la mesita de luz.
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Invocadora de Titanes
FantasíaTras un golpe de estado que derroco al rey anterior, los Magos fueron prohibidos, y por lo tanto cualquier individuo que presentara habilidades mágicas fueron perseguidos hasta la extinción. Aun así, años después de la extinción de los magos nuevas...