Skay Silver: La estafa de Póker

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El bar Kratos era un lugar conocido por la cantidad de cazadores que lo frecuentaban, los cazadores acostumbraban viajar de un lugar a otro buscando cazar algún Extinto, y el bar siempre se llenaba de cazadores que estaban de paso con intenciones de tomar un trago y apostar algo de dinero. Razón por la que Skay lo odiaba, sintiéndose ajena y amenazada cada vez que entraba por la puerta, aun cuando, escondida bajo su capucha, se ambientaba perfectamente a la escena, una figura misteriosa y silenciosa que se introducía a la boca del lobo.

El interior del lugar era oscuro, pocas lámparas alumbraban con un extraño y amarillento resplandor, lo que daba un aspecto sucio y antiguo. En su mayoría las personas que acudían al lugar eran cazadores, pero la otra parte eran matones y asesinos. Razón por la que, a pesar de verse extrañamente misteriosa, nadie se fijaba en ella mientras caminaba entre las mesas repletas de borrachos, hombres fornidos que hablaban a los gritos mientras tomaban otro trago de sus bebidas. Se dejó caer en uno de los bancos frente a la barra, el cual crujió, amenazante de partirse en cualquier momento.

—Una cerveza Tony —Pidió al camarero que la miró de reojo.

El hombre tomó un vaso y lo llenó hasta el tope de una sustancia dorada y oscura, una leve línea de espuma la coronaba. La dejó frente a ella a la vez que Skay depositaba un billete arrugado en la barra. Sintió la mirada curiosa de varios hombres que la habían alcanzado a oír y se giró sobre su taburete dirigiendo su mirada hacia el salón.

El salón de apuestas era poco más grande que la parte del bar, donde había varias mesas de pool y póker rodeado de hombres y mujeres apostando todo el dinero que poseían en juegos de azar y bebidas. Miró detenidamente las mesas de póker, buscando unas figuras conocidas, a dos hombres encapuchados y que llamaban la atención gracias al entusiasmo y las burlas que vociferaban.

—¿Cuánto tiempo llevan ahí? —Preguntó al cantinero distraídamente, el hombre se giró para verla mientras servía un vaso de cerveza a otro cliente, siguiendo la dirección de la mirada de Skay.

—Casi toda la tarde, tienen una buena racha.

—Como siempre —Finalizó Skay con expresión divertida.

El camarero enarcó una ceja, pero no dijo nada, en cambio le entregó la cerveza al otro cliente, quien miraba curioso la capucha de Skay, intentando ver la cara que se escondía de bajo. La música metal ahogaba sus voces, y aun así tuvo un par de espectadores curiosos, ya que se volvió evidente que la figura encapuchada se trataba de una mujer.

Disgustada por la aparente atención se puso en pie con la cerveza en mano. Inadvertida, caminó con aire ausente entre las personas hacia el salón de apuestas. Al final de su trayecto se encontró con la amplia mesa de póker, los billetes en el medio de la mesa creaban grandes pilas, además de haber un par de relojes y collares de gran valor. No le sorprendió ver a sus hermanos empujando al centro una nueva pila de billetes, apostando una gran suma de dinero, Worren tenía una gran sonrisa en su rostro, intimidando al resto, mientras que su gemelo parecía más bien aburrido cuando con cansancio arrojó otro fajo de billetes al centro de la mesa.

La muchacha miró la arriesgada apuesta de su hermano sin sorpresa, incluso con expresión cansada. Se dejó caer en una de las sillas cercanas y bebió un sorbo de cerveza. Sintió entonces un escalofrío en la espalda, giró su cabeza casi bruscamente, hacia las mesas cercanas al salón, alguien la observaba. Un par de ojos fríos como el metal la miraban, del mismo color eléctrico del mar glaciar. Molesta lo observó, era casi como si él pudiera ver más allá de la sombra que cubría el rostro de Skay, su cabello negro se arremolinaba sobre su piel pálida, tan blanca como la cal, era inquietante.

«Un cazador» llegó a la conclusión la muchacha certeramente, nadie en aquel lugar sería tan osado como para observar así a una persona encapuchada como lo sería un cazador. Era típico de los cazadores el creerse superiores, al punto de quedarse mirando a alguien que prefiere no ser observado. Formaba parte de ellos, después de todo su trabajo se trababa de encontrar personas que no querían ser encontradas.

Invocadora de TitanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora