Las enormes estanterías alcanzaban hasta el techo de cristal con forma de cúpula, permitiendo que la luz natural del sol arrojara sus rayos solares sobre los libros antiguos que recorrían las paredes. El muchacho había oído en una de las conversaciones de los concejales que todo estaba protegido por un muy antiguo hechizo, uno de los que se hacían en los tiempos en que los magos aun podían recorrer esos pasillos libremente. Razón por la que ni el polvo, la humedad, ni la luz solar les afectaban a sus hojas, de hecho, a pesar de los años sus hojas aun mantenían el color blanco de cuando apenas habían sido impresos.
A pesar del hechizo que pesaba sobre las páginas de los libros, el resto de la gran habitación estaba todo el tiempo siendo cubierta por polvo que Steel nunca entendería por donde se filtraba. Y en ese momento arrodillado sobre el suelo de mármol no podía más que maldecir al mago que había arrojado el hechizo en los libros por no haberlo hecho a toda la biblioteca, de esa manera no tendría que estar limpiando y lustrando aquel suelo tan extenso. Menos de la mitad del suelo brillaba con una intensidad casi mágica, mientras que el resto estaba opaco, a la espera de que el muchacho pueda continuar lustrándolo.
Steel se irguió estirando su cuerpo, logrando que su columna vertebral cruja tras permanecer por tanto tiempo en una posición poco natural. Pasar tantas horas inclinado sobre el suelo lustrando lo ponía de malas, esos eran la clase de momentos en los que extrañaba sus largas jornadas haciendo guardia para Asteric O'Connor, de hecho, incluso extrañaba los tediosos bailes donde solo se paraba muy erguido vigilando a todos los invitados conversar y reírse.
Pero los momentos de nostalgia siempre eran cortos, después de todo no era fácil extrañar a un hombre como Asteric O'Connor, de lejos la vida que llevaba con su nuevo Señor era mejor, en especial a la hora de las comidas, no solo eran más abundantes, si no que el sabor era superior, se pasaba las tardes esperando la hora de la cena para poder atragantarse hasta el cansancio de esa comida.
De solo recordarlo su mano se movió por instinto hacia el interior de su bolsillo, sacando un trozo de galleta con chipas de chocolate y se la introdujo en la boca, la masticó pensativo mientras la saboreaba «De lejos la mejor comida» Pensó con una leve sonrisa en la cara.
—Muchacho tráeme el libro sobre La Historia de Córdoba en los años 1.972 a 1.982 —Gruñó Lord Nicholas desde un escritorio en el extremo de la biblioteca, detrás de él, un ventanal de al menos tres metros lo iluminaba, volviéndolo una sombra negra visto desde la perspectiva del muchacho.
Steel se puso en pie y observó la pila de libros que le apuntó el hombre, había por lo menos treinta libros apilados en diferentes pilas, todos con los nombres escritos en dorados y encuadernados en cuero tintados de diferentes colores. El muchacho los miró un momento y luego se giró hacia su Señor que seguía escribiendo palabras en un pequeño cuaderno.
—¿Cuál es el libro? —Preguntó el muchacho, irritado, el hombre alzó la vista, como si cualquier interrupción fuera molesta.
—Ya te lo dije, el de La Historia de Córdoba, lo dice claro en su lomo.
—Lo siento Señor —Dijo entre dientes el muchacho esforzándose por ser educado—, pero yo no sé leer.
—Oh, claro. —Steel no estuvo seguro de qué realmente significaba la expresión que puso el hombre, parecía más bien avergonzado— Lo había olvidado, es el verde oscuro que esta sobre la pila.
El muchacho tomó el libro y se lo dejó sobre el escritorio del Lord, éste lo tomó en seguida y lo abrió en una página que estaba marcada con una cinta. Mientras, él siguió con sus tareas inclinándose sobre el mármol.
Lord Nicholas era el Concejal de Guerra y Seguridad Nacional, un hombre noble con apariencia tosca y desalineada, su barba era de días y su piel estaba repleta de cicatrices de batalla. Aun así, siempre iba vestido con una armadura pulcra y brillante, de los mismos colores que siempre traía la guardia Carmesí, dorado y rojo, solo que la suya era más ceremoniosa y elegante debido a su estatus.
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Invocadora de Titanes
FantasíaTras un golpe de estado que derroco al rey anterior, los Magos fueron prohibidos, y por lo tanto cualquier individuo que presentara habilidades mágicas fueron perseguidos hasta la extinción. Aun así, años después de la extinción de los magos nuevas...