Sword Leyek: El caballero de la espada de rubí

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Sword se aferró a su espada, estiró sus dedos y luego uno a uno los fue cerrando alrededor de la empuñadura. Frente a él estaba su presa, sus ojos enfrentados tenían una lucha de voluntades, amenazas silenciosas y miradas retadoras. Le causaba placer el ver la amenaza en su expresión, no se rendiría sin más, no, Schneider daría pelea, y nada le causaba más placer que una buena pelea.

—Esto es entre nosotros cazador, deja ir a mis amigos, ellos no están a nuestra altura —La voz de Schneider era amenazadora, como si pudiera hacer algo al respecto si no llegaba a cumplir su palabra.

—No me interesa atrapar a tus amigos criminales, vine solo por ti. Aunque no puedo decir lo mismo de los policías que los rodean.

—Ellos no son un problema —Sonrió taimado.

Schneider se movió rápido, como si su cuerpo se hubiera vuelto más liviano, estiró las manos hacia Sword y le arrojó un rayo eléctrico que este esquivó tan rápido como pudo. Con velocidad aumentada, gracias a sus habilidades, se puso en movimiento, y tras un momento de reacción Sword corrió tras él. Reconocía las capacidades de las habilidades de su rival, lo había perseguido demasiados años como para no detectarlas cuando las veía. La energía acumulada en el interior de Schneider le permitía moverse con una velocidad y agilidad que no tendría normalmente, después de todo las habilidades físicas nunca habían sido el fuerte de Schneider, por lo menos no cuando sus habilidades mágicas no entraban en juego.

Lo siguió hasta que Schneider se enfrentó a la línea policiaca, con sus escudos y armas hacían barricada por toda la calle, pero el Extinto fue habilidoso, sin dejar de moverse extendió su poder, saliendo de su pecho una explosión eléctrica alcanzó a los humanos, derribándolos no solo con la fuerza explosiva, si no también electrocutándolos al punto de que una vez en el suelo, su piel emanaba un humo claro.

Sword no se detuvo a observar su obra, lo siguió de cerca por las calles oscuras, no era difícil ubicarlo gracias al resplandor azul que emanaba el campo eléctrico que dibujaba líneas en su piel, aun así, la rapidez con la que se movía le dificultaba la tarea de alcanzarlo. Sword siempre había sido rápido, más que el resto gracias a las horas de dedicación y práctica, aun así, era difícil ganarle al talento natural, en especial si este era sobrehumano.

Temiendo perderlo de vista extrajo uno de sus revólveres de la funda que colgaba en su cinturón, y apuntó al cuerpo brillante, apretó el gatillo una vez, al no alcanzarlo lo apretó de nuevo. Pudo haber jurado que el segundo disparo lo había alcanzado, pero no estuvo tan segundo de haberle hecho daño ya que estaba lejos. Observó cómo Schneider trepaba una pared de un salto, cruzando al otro lado. «Está buscando fuentes de energía» Advirtió al momento, sin aminorar el ritmo, enfundó sus armas y saltó hacia la pared de ladrillo de al menos dos metros, se aferró a su cima, e impulsándose con sus brazos cruzó al otro lado.

En cuanto aterrizó miró a su alrededor con atención, el silencio y la oscuridad reinaban en el lugar. Un amplio rellano con varias estructuras extrañas y tétricas lo rodeaba, prestando mayor atención reconoció varias atracciones de un parque de diversiones. Pero no había rastro de su presa. Avanzó por el lugar, a sabiendas de que él tenía que estar por allí, escondido, intentando hacer que perdiera su rastro. Pero no podría permanecer así por mucho tiempo.

—Sal de tu escondite Schneider —Declaró con voz calmada— ¿Por qué no vienes y peleas de frente?

El eco le devolvió sus propias palabras, sin dar señales de vida. Sentía su corazón galopando en su pecho, llevaba años cazando a ese hombre, incluso podría decir que se había convertido en cazador a su causa, seguiría su rastro aun si parecía haber desaparecido, era su deber, por no mencionar la sustanciosa recompensa que había por su cabeza. Nada deseaba más que tenerlo bajo el cañón de su arma.

Invocadora de TitanesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora