Tocó la puerta antes de introducirse en el oscuro cuarto. Para su sorpresa las luces eran leves, encendidas en una graduación que apenas permitía ver a los presentes. Esto le hizo sentirse aliviado, la oscuridad lo protegería para que no lo descubran, nadie se fijaría en sus cabellos o en sus pantalones. O por lo menos fue lo que esperaba que pasara. Caminó en silencio, mientras los presentes seguían hablando sin prestarle atención.
—Deberíamos cazarlo, mandar a varios hombres para que lo busquen y capturen —Opinó alguien con soltura, la gente de la alta sociedad solía hablar a sus anchas, como si el mundo les perteneciera, y ese hombre no era una excepción.
—¿Para qué? Realmente no supone un obstáculo, si los hombres se dejan robar es su problema. Yo creo que deberíamos usar nuestros recursos en problemas más importantes.
Algunas personas en la sala parecían molestas y otros tranquilos. Steel había comenzado a servir lo que había traído, aprovechando la cercanía para reconocer quienes estaban dentro. La poca luz le dificultaba la tarea de mirar bien a los presentes, aun así, desde lejos se podía reconocer a Violet Giant sentada en un cómodo sillón negro en el extremo del cuarto. El lugar era casi tan precario como el que había estado antes, solo que en este habían puesto varios sillones para que los nobles se sienten.
—Creo que es importante demostrar que nuestro grupo no es tan débil como para que una sola persona embosque a nuestras pandillas —Declaró una mujer, Steel estaba cerca y la reconoció como la dueña de una compañía de petróleo muy poderosa entre los nobles.
—Somos poderosos, no tenemos que demostrarlo.
Todos miraron a Violet, aun cuando estaba rodeada de gente importante se la veía imponente y calmada. Su aspecto era singular y delicado y, aun así, todos parecían temerle. Era la líder del grupo, y cuando habló no solo fue el respeto lo que calló a sus aliados, sino el terror, un sentimiento de que todos compartieron. El muchacho se sintió intrigado, pocas cosas podían influir miedo en las personas más poderosas del país, y al parecer esa mujer era una de ellas.
—Exactamente, no tenemos por qué demostrar que somos poderosos, nuestros enemigos lo saben, nos temen —Declaró uno de los presentes con un renovado entusiasmo— Un tonto muchacho que se dedica a robar a nuestras pandillas más enclenques no debería significar nada para un grupo tan respetado como el nuestro.
Steel se puso rígido, comprendiendo que no hablaban de nadie más que de él mismo. Hasta donde sabia nadie más atacaba a las pandillas robándoles. Todos los ladrones de la ciudad se habían decidido por un bando, uniéndose a cualquiera de las tres mafias que había en la ciudad. Se había ganado su renombre por ser un ladrón independiente que no sigue a ningún líder y que solo sabotea a las pandillas.
—Bien, por supuesto que un simple ladronzuelo no supone ningún inconveniente para nuestras fuerzas ni para nuestra reputación. Pero hay que tener en cuenta la información que circula por las calles. Por el momento no se ha rebelado ninguna información que suponga un riesgo, y creo que deberíamos restringir los rumores entre nuestras pandillas más susceptibles, después de todo es preferible ser precavidos.
Todos asintieron en acuerdo y el muchacho los miró sombrío «De todas formas aquí estoy bajo sus narices, escuchando sus conversaciones intimas» pensó orgulloso «No soy tan inofensivo como creen». Esos pensamientos le dieron consuelo a pesar de saber que mucho de lo decían era cierto, poco se había enterado hasta el momento atacando a las pequeñas pandillas que circulaban por las calles. Había pasado años recolectando información, y solo había descubierto que había una posible guerra inminente, hasta ese día no se había dado cuenta que la elite millonaria era parte de la mafia de la ciudad.
—Bien —Dijo la mujer a la cabeza del grupo— Daré órdenes a mis hombres para que no difundan información importante entre las pandillas callejeras, no necesitan estar informadas.

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Invocadora de Titanes
FantasyTras un golpe de estado que derroco al rey anterior, los Magos fueron prohibidos, y por lo tanto cualquier individuo que presentara habilidades mágicas fueron perseguidos hasta la extinción. Aun así, años después de la extinción de los magos nuevas...