Chile se encontraba parada de puntillas colocando su maleta en la parte superior de los asientos del camión. Rusia estaba en uno de los asientos del vehículo mirando por la ventana con arrepentimiento, tendría que dejar a su amada por ese estúpido viaje al que le habían obligado a ir. Estaba sumido en sus pensamientos sin darse cuenta de lo que ocurría a su alrededor.
—Compermiso, voy pasando. Gracias, señito —México se iba abriendo paso entre la gente, aterrizando en el asiento al lado de Rusia—. Verga, no pensé que las papas grandes casi costarán cincuenta pesos.
—Что? (¿Qué?) —respondió Rusia despertando de su ensoñación.
—Oh, no es nada, princesa —abrió la bolsa de papas Doritos metiendo la mano casi inmediatamente—. ¡Casi lo olvido! Tu juguito, aquí está.
—Спасибо (Gracias) —mencionó tomando el envase de plástico, realmente le había pedido una cerveza, pero no sé atrevió a decirle nada.
Chile se sentó en los asientos de atras, dejando a ambos solos brindándoles privacidad. Decidió que dormiría en la carretera camino a Oaxaca, eran casi 16 horas de viaje desde Jalisco. Inclinó su asiento acomodándose. Rusia volvió a dirigir su mirada hacia la ventana, traía sus audífonos puestos listo para escuchar musica. De pronto escucho que alguien se le caían todas sus cosas, sospechaba de quién se trataba.
—Ay, que pendejo —México se agachó rejuntando todo lo más rápido posible—. Perdón, lo que pasa es que creo que olvidé mis audífonos.
—Puedo prestarte uno de los míos —se quitó uno cediendoselo al moreno.
—¿Estás segura? —Rusia lo miró con una cara que parecía no querer insistirle más, así que optó por tomarlo—. ¿Qué escuchas?
—Bueno... —estaba algo incómodo, quizás no era música que una mujer debería escuchar, pero quería ser honesto—. Death metal, y un poco de rock.
—¿Eso es Queen? —distinguía por supuesto la característica voz de Freddie Mercury interpretando Love of my life—. Vaya, esa es una de mis canciones favoritas en inglés.
—¿En verdad? —Rusia se sentía aliviado de no ser juzgado por lo que estaba escuchando.
—Si, claro —tarareaba la canción—. ¿Has puesto atención a la letra? Es una mezcla agridulce entre amor y un corazón roto.
Jamás la había escuchado con tanto detalle. Decidió estar más atento a la música durante el camino. Charlaban de bandas de los géneros musicales que le gustaban a Rusia. Chile los veía desde su asiento, feliz de que el plan comenzara a resultar como lo estaba planeando. Finalmente pudo cerrar los ojos, tranquila y adormilada. Una sonrisa iluminaba su rostro.
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México abrió los ojos, sintiendo su cuerpo entumecimido. Se dio cuenta de que seguían en el camión, comenzaba a amanecer y el sol salía de entre las montañas, pintando el cielo de naranja, amarillo y azul celeste. Un azul que le recordaba a los ojos de la mujer que se encontraba dormida a su lado. La veía con atención, descansaba tan pacíficamente a pesar de estar escuchando Kiss con sus audífonos. Su pecho subía y bajaba marcando su respiración lenta. Tenía los brazos cruzados sobre su estómago. De pronto se dio cuenta de que tenía su cabeza recargada en el hombro de ella, lo cual lo hizo ruborizarse inevitablemente. Se movió con delicadeza intentando no despertarla.
La rubia movió sus brazos, abrazando los hombros del mexicano, provocando que su cara quedará sobre sus pechos. México tenía los ojos abiertos como platos, no podía moverse, ni quería, pero tenía que hacerlo. Aquello era incorrecto para él en muchos sentidos, así que comenzó a deslizarse intentando safarse de su agarre tan fuerte y firme. Inevitablemente, despertó a su compañera, quién lo miraba desde arriba con una cara de asombro. Lo soltó inmediatamente y ambos se acomodaron en sus respectivos asientos.
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Женщины (RusMex)
Fanfiction» Actualizaciones: Martes « En un viaje organizado por la ONU, todos los países deben unirse a una marcha LGBT+. Sin embargo, el hijo mayor de la Unión Soviética se reusa a participar, por lo que huye de la escena lleno de rabia. Su odio irracional...