🪷 𝕮𝖔𝖗𝖆𝖟𝖔𝖓 𝖉𝖊 𝖕𝖗𝖎𝖓𝖈𝖊𝖘𝖆 🪷

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A dos meses de que se rompiera la maldición se esperaría que nuestra querida nación rusa estuviera más que desesperada por encontrar una solución. Más no estamos muy alejados de esa realidad, tan solo que no estaba tan desesperado como se cree... Está peor.

Boca arriba sobre su cama se encontraba Rusia dándose leves golpes en la frente intentando pensar en una solución. Una que no involucrará a México. Pero que va, ya era imposible, desde aquel día en la playa de Acapulco las cosas habían cambiado bastante, y lo sabía.

En realidad, debería estarse alistando para una festividad mexicana importante. Aún no comprendía muy bien de que iba, pero por su religión no le encantaba.

—Muy bien, ¿cómo está mi querida...? —Mexico entro a la habitación de huéspedes sin avisar, encontrando a Rusia tumbado sobre la cama apestando a frustración—. ¿Princesa?

—Привет (Hola)

—Anastasia, ¿pero que demonios haces acostada todavía? Tenemos que irnos en 20 minutos.

—я уже принял душ (Ya me bañé) —se sentó en la cama—. Me puse un vestido como querías, pero no comprendo muy bien por qué...

—No me refería a eso —la observaba de pies a cabeza.

Llevaba un vestido largo azul indigo, liso. Corte en escote de corazón y algunas piedras decoraban los tirantes que colgaban de sus hombros. México apretó los labios, arrugando su nariz. Negó varias veces con la cabeza esbozando una sonrisa.

—De acuerdo, llegaremos algo tarde —cerro la puerta a sus espaldas—. Pero si se acaban los elotes no me digas que no te lo advertí.

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Fuegos artificiales golpeaban el cielo dejando estelas de colores caer. Muchos mexicanos ya conocemos lo que es la festividad del 1 de noviembre. Por supuesto, unos lo festejan en grande, otros se quedan en casa, y otros prefieren no hacerlo por el taboo que rodea la festividad.

Y aunque Rusia no estaba del todo cómodo presenciando a todo mundo vestido de catrín y catrina, disfrutaba de ver tan feliz a México. Había optado por vestir un traje de mexicana de falda rosa y camisa blanca, pero se había negado a pintarse el rostro como calavera, por mucho que el latino le insistiera.

Por su parte, México iba completamente caracterizado de catrín, era la definición completa. Iba de un lado a otro como niño en dulcería, con la mirada celeste del contrario pegada en su espalda. No quería perderlo.

—Мексика, tengo una duda —lo miraba comer un elote asado—. ¿Que no en tu país son católicos?

—¿Qué te hace creer que no, linda? Amo a mi virgencita —acto seguido le dio una mordida a su elote.

—Bueno... —miraba las comisuras de los labios del contrario mancharse de crema y queso—. ¿No vas vestido de la muerte? ¿Qué no la santa muerte es lo contrario a lo católico?

México casi se atraganta con los granos de elote que estaba comiendo. Golpeó su pecho para recuperarse. Parpadeo varias veces mirando a Rusia, como preguntándose si estaba bromeando o no. El contrario simplemente empezó a ruborizarse de vergüenza.

—¿Dije algo malo?

—Eh... No, es solo que —¿cómo era posible este suceso?—. ¿Qué nunca viste Coco?

—Нет (No)

—De acuerdo, no te preocupes —junto sus propias manos intentando encontrar una manera de explicarle—. Antes de que España me... Adoptará, existían tribus prehispánicas en mi territorio, como ya te había contado cuando visitamos las pirámides. Ellos tenían la tradición de recordar a sus muertos.

Женщины (RusMex)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora