🪷 𝕬𝖓𝖆𝖘𝖙𝖆𝖘𝖎𝖆 🪷

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México no dejaba de preguntarse qué idioma hablaba aquella extranjera desconocida. ¿Acaso sería ruso? ¿Ucraniano? Al menos entendía su inglés. Mientras bajaba las escaleras de su propia casa no dejaba de pensar en ella, en el misterio que le causaba. Su rostro le parecía muy familiar, aquellos ojos fríos cuál tempranos de hielo, aquella cicatriz...

—¡Nueva España! ¡Venid aquí inmediatamente!

México despertó de su ensoñación, chocando con Chile accidentalmente, quién subía las escaleras de manera apresurada.

—Orale, ¿a dónde vas?

—Yo... Ehm... Quería ver cómo está tu amiga.

—¿Por qué...?

—¡Nueva España!

Apresurado, bajo las escaleras para ir directo a la cocina. Ahí estaba su padre pelando con Argentina.

—¡Pero pelotudo, no se le ponen hielos al mate! ¡Estás demente!

—Yo hago lo que se me hinchen las bolas.

—¡Pero eso no se hace, che!

—¿Qué demonios está pasando? —ambos países dirigieron sus miradas al mexicano.

—¡Nueva España! Hasta que te apareces. Quiero que me digas quién es esa mujer que trajiste a tu casa.

—Oh, si. Yo quiero detalles. Pibita más linda...

México no pudo evitar sentirse algo incómodo. Les contó quién era ella, en qué situación la había encontrado y por qué se encontraba en su casa. Su padre y hermano se compadecieron de la pobre mujer.

—Pero México, ¿no te causa curiosidad saber por qué no quiso volver a su habitación?

—Eso mismo me preguntaba. Pero ella debe tener sus razones, quizás escapaba de aquel tipo que me encontré en el callejón, o quizás apenas iba camino a su hotel —tomo un trago de su jugo de uva—. Cómo sea, ahora está a salvo en mi casa.

—¿Cuánto tiempo se quedará en tu hogar, tío?

—El tiempo que necesite. No pienso obligarla a nada después de tan terrible experiencia.

Toda la casa de México se envolvió en un silencio sepulcral, algo extraño en la familia de habla hispana. Todos estaban mirando hacia las escaleras del hogar. El mexicano se dirigió a aquel lugar, observando a Anastasia en un precioso vestido blanco elegante. No pudo evitar quedar boquiabierto y petrificado ante tal bella imagen

—Es un ángel —escucho decir a Argentina.

Aquello lo trajo de vuelta a la realidad. Fingió una tos haciendo que todos dirigieran su atención hacia él.

—Lo lamento, olvidaba presentarles a Anastasia. Es mi amiga extranjera.

Uno a uno los países comenzaron a presentarse ante la bella dama. España no debaja de verla intrigado. Una vez le tocó presentarse ante ella, la miro con mayor atención.

—You seem familiar to me (Te me haces familiar) —al decir aquello causo una sonrisa nerviosa en ella.

—Jefe, no me la espante. ¿Qué no acabo de decirle lo que vivió en aquel sitio? —Mexico se puso al lado de ella haciendo retroceder al español.

—Lo olvidaba, lo lamento.

Una vez todos se alejaron de ellos, México tomo las manos de Rusia.

—I'm sorry for my family's behavior, it's just... (Lamento el comportamiento de mi familia, es solo...)

Женщины (RusMex)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora