México pasaba la escoba por cada rincón de su hogar, Chile vendría a visitarlo a su hogar y quería que esté se viera lo más presentable posible. Sin embargo, como todo buen mexicano, ya había aseado su hogar más de una vez.
Su cabeza estaba vuelta una locura, tenía el estrés de la desaparición de Rusia, la presión de ONU sobre su país para investigarlo, FBI había localizado el teléfono del euroasiatico en tierras mexicanas, específicamente en Jalisco. Las miradas de todos los países estaban posadas en el de sangre azteca, y en ese momento necesitaba apoyo emocional de su hermana. Es por eso que ella venía en camino a su hogar.
Y aquello que ahogaba sus penas eran esos hermosos ojos celestes. Anastasia. Pero que lindo nombre. Podía embriagarse en su brillante e inocente mirada celeste, ahogarse en su sonrisa cálida con esas blancas perlas y labios suaves y rosados. Aquella piel blanca, suave, tersa y delicada, que sentía que fuera tan quebradiza como la porcelana. Y como adoraba sus mechones de oro que se deslizaba por sus hombros, ese cabello tan suave. Pero amaba más aquella suave y tierna voz, ella tenía la voz más linda que jamás hubiera escuchado. ¿Pero qué diablos? No podía evitar lo inevitable. Estaba completamente enamorado de ella, la amaba con locura.
Sonó el timbre de su hogar. Dejó la escoba recargada en la pared corriendo hacia la puerta, pero su mayordomo fue más rápido que él.
—Señor, su hermana Chile ha llegado —le dijo con una sonrisa.
—Gracias, Alonso —correspondió la sonrisa y vio a su hermana bajo el marco de la puerta—. ¡Chilito que pica!
—¡México conchetumare! —lo recibió con un abrazo, los empleados domésticos del mexicano le ayudaron a llevarse sus maletas—. ¿Cómo estai'? He escuchado que estai' estresado.
—Como no te imaginas, hermanita —la condujo a la sala donde ambos se sentaron frente a frente.
—Bueno, no te preocupes, ya llegó la caballería —se acomodó mejor en el sillón.
—Ah, ¿dónde están mis modales? —soltó unas risitas—. ¿Quieres algo de tomar?
—No gracias, Mexi —jugaba con su cabello, trenzandolo y destrenzandolo—. Ahora, cuéntame qué es lo que te apena, weon.
—Bueno, sabes de todo este alboroto, sabes que Rusia está desaparecido y eso me ha causado más problemas de los que a mí me gustaria tener —Chile asentía, sabiendo internamente donde se encontraba Rusia—. ONU me tiene en jaque, el resto de países no ayudan mucho que digamos, España ya me llamó para regañarme y decirme que lo suelte de una buena vez. Y para acabarla de cagar, creo que estoy ena...
—¿Ena? ¿Enamorado? —las mejillas del mexicano se pusieron tan coloradas que parecía un tomate—. ¡Estai' enamorado, po! ¡Ahh! ¡¿Dígame quién es la afortunada?!
—¡Shh! Te va a oír Ana —puso un dedo sobre sus labios indicándole que guardara silencio—. Además, ¿por qué estaría enamorado? Es una tontería.
—Oh, vamos, esa ni tú te la crees —lo miró burlesca—. Ahora dime, ¿quién es ella?
México se acercó a susurrarle aquel bello nombre en el oído a su hermana. Chile pego un gritito de emoción en el aire. Tomó a México de los hombros comenzando a sacudirlo de lado a lado.
—К чему вся эта суета?! (¡¿Qué es todo ese escándalo?!) —México detuvo a Chile asustado, escuchando los pasos de Rusia acercándose cada vez más—. Я пытаюсь увидеть... (Estoy tratando de ver una...)
Se detuvo en la sala de estar, frente a ambos latinos. Veía a Chile tomando de los hombros a México como si lo fuera a estrangular, y el moreno tenía las mejillas rojas.
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Женщины (RusMex)
Fiksi Penggemar» Actualizaciones: Martes « En un viaje organizado por la ONU, todos los países deben unirse a una marcha LGBT+. Sin embargo, el hijo mayor de la Unión Soviética se reusa a participar, por lo que huye de la escena lleno de rabia. Su odio irracional...