Un chico de Westalis y una chica de Ostania se conocieron en un campamento y, sin saberlo, plantaron una semilla que, al principio, no parecía tener importancia. Pero, con el tiempo, lo que habían iniciado creció en algo más profundo: una historia q...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Twilight protegió a Anya con su cuerpo para evitar que viera demasiado del asesinato, pero se pudo escuchar al científico caer. También un quejido agónico antes de que el pasillo quedara en total silencio.
Pasaron unos segundos y Twilight levantó la vista buscando cualquier otra amenaza.
—No hay nadie más —dijo la chica. El espía la miró con desconcierto—. Él sabía de Anya —y señaló al cadáver.
—¿De verdad?
—Sí, él siempre era quien me hacía estudiar —expresó Anya.
El espía dudó, pero era lógico que el científico tuviera información y no veía sentido en que Anya mintiera. Se acercó y vio un bloc de notas en el bolsillo de la bata, lo extrajo y le echó un vistazo.
—Experimento 007. Anya. Cuatro años desde su creación. Lectora de mentes —leyó en automático. De repente, lo entendió—. Espera, ¿tú eres...? —preguntó, con la voz entrecortada.
Anya observó al espía y asintió. Los puños de Twilight se apretaron, arrugando el bloc. O se contenía o remataba al científico. Contenerse parecía la mejor opción por el momento.
—¿Estás bien viniendo conmigo? —preguntó, con la voz tensa por el control, aunque sus ojos azules se clavaron en Anya con algo de esperanza.
—¿No eres malo? —preguntó Anya, con los ojos muy abiertos. Una emoción brillaba en ellos.
—Soy un espía —explicó Twilight, siendo directo—. Tenía una misión —agregó y se giró hacia Anya con los brazos abiertos—. Pero ahora, supongo que debemos escapar.
La chica se movió hacia él con las manos extendidas. Twilight se sorprendió por el repentino abrazo, pero no lo cuestionó. Estaba claro que era una reacción natural.
—¡Papi! —gritó Anya, sosteniendo sus brazos alrededor del cuello del espía.
—¿Por qué...? —se interrumpió el espía, aturdido—. No soy tu papá, soy un espía.
Anya se separó del abrazo para mirarlo.
—Porque no eres malo —respondió la chica con simpleza—. Y eres un espía.
—Soy un espía, pero no tu papá —exclamó Twilight, por supuesto, negando eso.
«No tengo tiempo para ser padre. Irás a un orfanato una vez que salgamos de aquí».
—¡No, no iré a un orfanato! —gruñó Anya, tirando del traje de Twilight y presionando contra su cuello—. ¡Anya se queda con papi!
Twilight se quedó quieto, sorprendido, y recuperó la voz para decir:
—Es cierto. Puedes leer la mente.
Anya asintió en silencio de nuevo y Twilight no respondió, echó un último vistazo a su alrededor antes de correr hacia la salida más cercana. Mientras avanzaban juntos, la chica susurró con un tono suave y agradecido:
—Gracias, papi.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Nota de la autora: Espero que cuando el manga esté en el momento en que todos revelan sus identidades, la situación sea algo parecido a esto. No tan dramático ni simplemente cómodo, algo intermedio.