CAPÍTULO DIECISÉIS

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"Déjà vu"

Silas.

El agotamiento físico que tengo es más grande que el ego de los Coppola. Necesito descansar, tal vez dormir un par de días. Reviso mi reloj, llevamos casi 3 horas de vuelo. Lisa viene sedada y el prisionero también. La castaña tiene unas cuantas costillas rotas y hematomas en casi todo el cuerpo. La pobre en cada movimiento que realiza se queja mínimo tres veces. Ni siquiera puede caminar sola, las patadas que le dio ese hijo de perra fueron salvajes.

Maldito Nikolay Volkov.

No alcancé llegar a tiempo, me distraje escogiendo la comida favorita de Lisa. Me di cuenta de que las cosas no estaban bien, porque vamos, era muy tarde y ver un helicóptero volando entre los edificios no es normal.

Reviso que el prisionero no tenga armas, ni mucho menos teléfonos. De todas formas, por orden de Lisa se dejó un papel en la casa del hombre donde decía quién lo tenía.

La coronación está muy cerca, un par de semanas y Lisa obtiene la corona. A Lisa le dieron de alta, le dijeron que no debía sobreexponerse, pero es tan terca que ya le veré en unos días entrenando.

Resoplo, que necia es.

Me pongo de pie y voy hasta la habitación de Lisa donde duerme plácidamente. Le organizo el cabello y le dejo un beso en su frente. Ya me siento más tranquilo al saber que está bien. Salgo de la habitación recordando el regaño de Taddeo y mi padre. También, tuve que evitar que hagan una estupidez. Cuando se enteraron de la condición de Lisa, ellos querían ir a Roma a matar al mismísimo Nikolay, quien con ayuda de Eros planearon ese ataque.

Una vez en Sicilia, bajamos del jet. Los doctores que están con Lisa 24/7 la bajan dormida. Yo y otros hombres bajamos al prisionero dopado.

Taddeo compró el hotel donde sucedieron los hechos, pagó el doble de su costo por los daños y perjuicios. Ahora Lisa es la dueña de un hotel muy importante en Roma.

Entramos a las camionetas y nos encaminamos a la mansión Coppola. Checo mi teléfono y leo la pantalla.

12:00 am. 1 Junio.

Otro inicio de mes, mes de mierda.

Me bajo del auto con Lisa en mis brazos, las enfermeras vienen atrás de mi sujetando un aparato que mantiene relajada a la mujer que estoy cargando.

Lo que menos necesito ahora es encontrarme con mi padre, sé perfectamente que me va a regañar y replicar en todo lo que diga, en especial por hacerle caso en esto a Lisa.

Entro a la casa y subo a Lisa a su habitación, vuelvo al despacho de Taddeo, dónde se encuentra él, su esposa Lucia y mi padre.

Mierda.

—¿Se puede saber porqué diablos traes a ese hombre a mi casa? —gruñe Taddeo.

Suspiro.

—Fueron órdenes de su hija, señor.

—¿Lisa ordenó eso? —frunce el ceño la señora Coppola.

—Así es.

—Te quedas fuera de esto —me señala mi padre con un dedo—. No te quiero cerca del hombre, espero entiendas mi orden, Silas.

Niego.

—Presiento que ese hombre quiere hacerle algo a Lisa, no voy a permitir que la toque —escupo.

—Tus problemas personales déjalos fuera de esto, niñito. Lo más importante que tengo en esta vida es mi hija y esposa. En ese orden que te acabo de decir, yo por Lisa —se acerca Taddeo a mi enfurecido— mato, torturo y secuestro hasta al mismísimo lucifer si es necesario.

Dinastía Lombardi [Bosses #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora