CAPÍTULO VEINTISÉIS

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"Sorry not sorry, Volkov" 1/2

02 de Junio, Santorini, Grecia.

Lisa.

El hermoso paisaje de Santorini me recibe cuando bajo las escaleras del yet, mi vestido largo se mueve con el viento. Visualizo la camioneta que me espera, en cuanto abordo el auto, pido que primero me lleven a mi hotel y después a la reunión con Gredel.

Tengo más de veinte hombres a mi disposición. Hombres los cuales darían su vida por mi, sin pensarlo dos veces.

El poco sol se va de la nada y por la ventanilla del auto, veo como el cielo se pone oscuro y pesados, las nubes se agrupan unas con otras, iniciando una lluvia torrencial. El chófer disminuye la velocidad hasta llegar al hotel. Me quito el vestido, optando por otro, pero mucho más pegado a mi cuerpo.

Llego a la empresa de Gredel, donde un par de sus hombres me reciben. Detengo la mano de uno de ellos cuando intentan tocarme para requisarme.

—Nadie. Me. Toca. —Dicto, haciéndoles una seña para que se alejen.

No quiero matar a los hombres de Gredel, pero si me tocan, no tendré otra opción. Mientras planeo el asesinato de cada uno, los hombres se miran unos a otros extrañados por mi forma de actuar y de venir a mandarlos.

—Si quisiera matar a Gredel, lo hubiera hecho hace rato —bufo, poniéndome de mal humor—. Llamen a su dueño.

—No somos...

—Que lo llames —ordeno.

Masculla algo inaudible y se gira tomando su radio.

—Dile al jefe que la mujer aquí presente no quiere dejarse requisar —habla en griego.

Suelto una risita llamando su atención, se gira hacia mi.

—No soy "la mujer aquí presente". Soy la dama y líder de la mafia italiana, inepto. Y muy pronto dueña de todos ustedes —le dejo en claro en su mismo idioma, con aires de poder.

El hombre traga grueso. Se inclina un poco hacia delante, en modo de venia.

—Discúlpeme.

Una de las tantas razones por las cuales amo poseer la corona de gemas y huesos. Es esta, el respeto al ser la persona más valiosa para mafia y también por ser la más letal.  Muchos de los mafiosos que eran líderes se la pasaban sentados en el trono y dando órdenes, yo no soy fanática de quedarme sentada y esperar. A mí me gusta estar en el campo, pelear y matar, si toca.

Una carcajada muy masculina me saca de mis pensamientos.

—Supuse que Lisa Coppola haría su icónica llegada —camina Gredel hacia mi con su traje negro y corbata azul, robándose los suspiros de las secretarias y demás personal.

—Ajá. —Me abro paso caminando hacia el elevador. Las puertas se abren y me giro para mirar a Gredel que se mantiene en su lugar—. ¿Subes o no?

Niega divertido y sube conmigo.

Una vez en su oficina, tomo asiento, pidiéndole algo de beber. Recibo el vaso de cristal y huelo la bebida antes de ingerirla. Me cruzo de piernas, provocando que la mirada de él caiga en ellas.

—Aquí me tienes. ¿Cuál es el trato que quieres hacer?

—Es simple, yo te doy algo a ti, que se que no te negarás, a cambio de que seamos socios.

Suelto una risa.

—¿Que es eso tan importante? —pregunto divertida.

Se pone de pie con su vaso de whisky en mano, se va hasta el ventanal que está desde el suelo al techo.

Dinastía Lombardi [Bosses #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora