CAPÍTULO VEINTE

531 39 9
                                    

"El dichoso club"

Valerio.

Entro a la habitación y me siento dónde la gruñona me ordenó. No sé cómo Eros se la aguanta, bueno de cierto modo se parecen.

—En unas semanas es la coronación de Lisa —me habla la hermosura que tengo al lado.

—Primero, que todo... —estiro mi mano—. Valerio Caruso, millonario, filantropo, empresario, mafioso y fiel amigo, un placer —le guiño un ojo.

—Soy Malia —contesta simple.

Me he quedado sin ideas, ¿cómo se liga?

Necesito los consejos de mi amigo, pero lo tienen secuestrado, lástima. Será en otra ocasión.

—Lisa se sentará en el trono como dama y dueña de la mafia.

—De la italiana...

—Si, pero también tendrá el mando en todas las demás, incluyendo muchas dinastías de familias multimillonarias.

—¿Cómo las Kardashian? —inquiero.

—¿Qué? No. Ellas son pobres al lado de las dinastías europeas y ni hablar de las asiáticas.

—¿Asia? —no oculto mi asombro.

—Si.

Esa mujer es toda una diosa de la codicia.

—Tengo siete opciones de vestido... no sé cuál escoger —aparece Lisa.

—Empecemos por los más feos —me siento con la espalda derecha, listo para dar mi opinión.

La hija de los Coppola se mide cinco vestidos, los cuales son horrendos, pero en ella se ven bien. Ella tiene algo como las modelos, que no importa que tan feo sea, si lo usa una modelo de talla mundial es increíble y se pone de moda. No puedo negarlo, la secuestradora es atractiva, delgada con una mirada un poco espeluznante.

Eros no mintió cuando me habló de ella, es exactamente igual, solo que el idiota de mi amigo me habló de Lisa como la mujer más fea del mundo, eso debe ser porque le gusta y odia sentir cosas por ella.

En fin, los enemies to lovers.

La castaña sale con un vestido que me deja boquiabierto. La prenda es negra con lentejuelas, está divido en dos partes, el top rectangular que aprieta su pecho y la parte de la falda, que tiene una abertura en la pierna izquierda. Encima trae una capa blanca que se une desde el top y cae en el suelo los metros de tela. 

—Me encanta —comento estupefacto.

—A mi igual.

—Yo creo que está simple —comenta Malia—. Le faltan unos guantes y unos tacones que marquen presencia.

Trueno mis dedos, dándole la razón.

—Unos guantes negros de latex. 

Mientras las mujeres ayudan a Lisa con su vestuario, yo doy un paseo por la habitación.

Necesito cranearmelas para poder hablar con Eros, es de vida o muerte. Cómo dijo Eros: «esa loca es muy terca». Solo quiero verlo y contarle la información que su padrino le envío conmigo.

—Mañana debo ir a los laboratorios —dice Lisa.

—No puedes, tienes una coronación —alega su madre.

—¿Pedí la opinión del público? No, ¿verdad?

Sale del closet y debo repetirme que ella es imposible, que no puedo tenerla. Diría que ella es de Eros, pero siempre me ha parecido muy estúpido que las personas se crean propietarias de otras, se me hace infantil.

Dinastía Lombardi [Bosses #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora