|Capítulo nueve|

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Downey May.

Los únicos amigos de los cuales disponía estaban rodeándome en una mesa mientras bebíamos Coca Cola.

En casa de Winslet, las cosas se ven prometedoras esta tarde.

Podría estar riendo de lo que sea que ellos dicen. Podría estar escuchando de sus planes para verano ya que solo faltan tres semanas para este.

Podría estar pasándola bien con ellos.

En su lugar, no dejaba de pensar en cierta nerd y en la llamada que recibió.

¿Quién podría ser para que la pusiera tan nerviosa?

¿Por qué reaccionar así?

¿Era alguien peligroso?

Mis dedos picaban de la ansiedad por escribirle, pero si lo hago, sería tirar demasiado de su cuerda.

Estoy seguro que no me ha mandando al diablo porque la amenacé con que podría hacer que no acepten su beca, cosa que nunca haría. No estaba en mis planes arruinarle el futuro a alguien, luego no podría dormir por las noches.

—¿Qué piensas tú?

Pestañeo, confundido.

—¿De qué? —carraspeo guardando mi celular.

Winslet alza una ceja curiosa, mientras los demás chicos no hacen más que reírse de mí. Entre todos nos llevamos bien, pero con Winslet las cosas son diferentes. Él había estado cuando mi familia se había roto por completo. Había estado ahí cuando esa misma familia había decidido seguir rota solo por el qué dirán.

Santiago Winslet sabía todas mis mierdas.

—Últimamente estás distraído, ¿algo que contar?

Trago en seco.

Que Jade Matthews es la chica con la decidí fingir tener una relación para recuperar a Raisy, y ahora no puedo parar de pensar en ella.

—Nada. Solo estoy preocupado por el juego que se nos avecina —alzo los hombros.

Los chicos asintieron, aprieto la mandíbula tomando de la Coca Cola sin ningún remordimiento de contarle aquello ya que, a pesar de que es 50% mentira, es cierto.

Este sería el último juego juntos. Luego de eso cada quien se iría por su lado a hacer su vida. Este es nuestro último año juntos como un grupo.

Cómo amigos.

La realidad me pegó en el rostro, y no pude evitar fijarme en cada uno de ellos y en todo lo que habíamos pasado.

—Vamos, no tenemos que preocuparnos tanto. Tenemos al mejor Quarterback entre nosotros —sonrío ante los gritos en el círculo.

Probablemente los padres de Winslet nos saquen de aquí cuando volvamos a gritar de esa forma. Recibo palmadas en el hombro junto con algunos halagos en forma de insultos. Sonrío abiertamente, me levanto del lugar diciendo ir a buscar más Coca Cola.

Cuando me encuentro solo en la cocina, no hago más que entrar a mi Instagram. Ayer luego de dejar a la nerd en su casa recibí la notificación de que Raisy le había dado me gusta a mi otra foto con Jade, misma que la obligué a tirarnos de camino a su casa.

Solo eran nuestros pies y manos juntas en una foto oscura, mi mano más grande que la suya con la única decoración de mi reloj IPhone y la suya con solo una pulsera de plata fina y sus uñas rojas. Había quedado perfecta, mis Nike y jeans no hacían contraste para nada con sus zapatillas finas y piernas descubiertas, y a pesar de eso, se había sentido como ganar un partido captar esa foto en su mejor ángulo.

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