🏈Capítulo 3🏈

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Malos recuerdos

Kylie

Tia Susan entró a la habitación en donde me había encerrado rechinando sus tacones y limpiándose algo en los ojos.

—Vamos, te irás conmigo —me dijo de mal humor. Fruncí el ceño sin entenderla.

—¿Por qué? —me levanté de mi cama y ella me miró.

—Porque si y punto. Tus padres ya no están y yo te voy a cuidar —empezó a meter mi ropa en una mochila grande.

—Pero... me voy a quedar con la abuela....

—¡Te irás conmigo, Kylie! —me asusté por su grito.

—¡Kylie! —abrí los ojos al escuchar la voz de abuela Naya.

Salí de mi habitación y bajé las escaleras corriendo, me pasmé cuando veo que dos hombres tienen a mi abuela tomada de los brazos y ella está tratando de apartarlos.

—¡Abuela! ¡No, déjenla! —corrí hacía ella y le di una patada a un hombre que se quejó —. ¡No se la lleven!

—Tienes que se fuerte, mi niña. Pronto nos veremos —ella me acunó el rostro y dejó un suave beso en mi sien, está llorando y yo también lo estoy haciendo.

—¡Abuela, no! —los hombres empezaron arrastrarla con ellos y el terror llegó a mi —. ¡Abue, no me dejes! ¡P-por favor... no me dejes! —le pedí alzando mi mano para tomar la suya, los hombres no le permitieron tomar mi mano.

—¡Tienes que ser fuerte, mi niña! —volvió a repetir ella entre sollozos.

—¡No, no me dejes! —alguien me agarró por la cintura con fuerza y me sacudí queriendo ir con mi abuela —. ¡Suéltame tía!

—¡Cálmate, Kylie! Ella se irá a un lugar mejor —me aseguró pero yo no le creí. Veo como se llevan a mi abuela hacía afuera y la montan en un auto blanco.

No, abuela.

—A-abuela... —susurré con la esperanza de que vuelva.

—No volverá, Kylie —me dijo tía.

Lloré más cuando vi como arrancaba el auto y ella se iba. Sentí que algo se quebraba en mi al ya no tener a papás y menos a mi abuela.

No volví a saber de abuela después de dos años.

Me senté agitada en la cama y toqué mi corazón que late con fuerza. Menos mal siempre me hago una trenza como me la hacía abuela. Mis ojos están llorosos y mis mejillas empapadas por completo, además estoy sudada.

Alcancé un vaso de vidrio con agua de la mesita de noche y tomé un buen sorbo. Odio recordar ese día, había perdido a mis papás y también me habían alejado de mi abuela. Fue difícil para mi no verla más y tampoco saber de ella, todas las noches lloraba en silencio por no tenerla ni tampoco a mis padres. Ellos me amaron tanto, me dieron todo de su amor. Los perdí cuando solo tenía nueve años de edad.

Dejo el vaso en la mesita de nuevo y me pasé las manos por el rostro limpiando las lágrimas.

—Como los extraños —susurré al techo. La habitación está a oscura. Dafne duerme toda abierta en la cama boca arriba. Sonreí de lado.

Volví acostarme y a tratar de conseguir de nuevo el sueño.

🏈

—¿Travis te habló hace dos días? —asentí sin muchas ganas y me metí tres papas fritas en la boca. Dafne abrió los ojos como plato —. ¿Por qué lo hizo? ¡Cuéntame, mujer!

Fingiendo por tres meses Donde viven las historias. Descúbrelo ahora